Durante su intervención en el pleno del Congreso para defender el último decreto ley del Ejecutivo, el presidente ha dicho que la desaceleración mundial podría afectar «a la que es hoy la principal fuente de crecimiento» de la economía española, que es el sector exterior.
«El actual escenario de incertidumbre supone un freno adicional a la mejora de la confianza de consumidores y empresas, tan necesaria para recuperar la demanda nacional y crear empleo», ha añadido.
Asimismo, se ha mostrado preocupado por las dificultades que las actuales turbulencias en los mercados financieros suponen para la captación de recursos por parte de empresas, bancos y entes públicos.
A su juicio, el recrudecimiento de la crisis en los mercados europeos de deuda soberana puede acabar afectando «al corazón mismo de la Unión Monetaria», razón por la que ha instado a todos los países del euro a hacer «todo lo necesario» para fortalecer la estabilidad financiera y corregir las «disfunciones» en los mercados.
En primer lugar, cree que se tiene que ejecutar con prontitud los acuerdos alcanzados en la última reunión del Eurogrupo el pasado 21 de julio -entre ellas, dotar de una mayor capacidad al fondo para al estabilización del euro- para que los países miembros puedan ratificarlas en septiembre.
En este sentido, ha avanzado que el Gobierno español espera someter esos acuerdos a la ratificación del Parlamento antes de que finalice el periodo de sesiones en el mes de septiembre.
En su opinión, para asegurar la estabilidad de la zona euro es necesario una mayor integración económica y presupuestaria entre los países miembros, sobre todo ante la nueva coyuntura internacional, un compromiso en el que el Gobierno español perseverará «hasta el último día de la legislatura».
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