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El PP quiere que la reforma educativa introduzca en el Senado algunos cambios, tales como retrasar hasta 2017 las evaluaciones finales en ESO y Bachillerato, pero mantiene que los centros no tengan que ofertar Religión en Bachillerato, mientras que la mayoría de la oposición ha vetado la ley.

En el último día de plazo para enmendar el proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), los populares también han modificado uno de los asuntos polémicos de la norma, el relativo al modelo lingüístico.

La disposición 38 queda así: Las administraciones establecerán «sistemas en los que las asignaturas no lingüísticas se impartan exclusivamente en lengua castellana, en lengua cooficial o en alguna lengua extranjera, siempre que exista oferta alternativa de enseñanza sostenida con fondos públicos en la que se utilice como vehicular cada una de las lenguas cooficiales». En el texto aprobado en el Congreso se decía en la última frase: «En la que se utilice la lengua castellana como lengua vehicular en una proporción razonable».

El calendario de implantación del proyecto se mantiene, tal y como estaba previsto, para 2014-15 para primero, tercero y quinto de Primaria, y para segundo, cuarto y sexto en 2015-16. Sin embargo, se ha modificado en lo relativo a ESO, ya que se ha ampliado un año, hasta los cursos escolares 2015-16 y 2016-2017 su implantación para primero y tercero, y para segundo y cuarto, respectivamente.

La evaluación final de ESO, correspondiente a la convocatoria que se realizará en el año 2017 y, como estaba previsto, no tendrá efectos académicos. El PP también pide que se retrase un año los cambios previstos en la ley para Bachillerato, que pasarían para el primer curso en 2015-2016, y para el segundo en 2016-2017.