Imágen del expresidente del Gobierno, José María Aznar, en la portada del libro "El compromiso del poder". | Grupo Planeta

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El expresidente del Gobierno José María Aznar ha desvelado que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no pudo aclarar la autoría de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid dos días después de que se produjeran las explosiones.

Así lo explica Aznar en un extracto en forma de diario de sus memorias 'El compromiso del poder', donde recoge la conclusión del informe personal y no clasificado del director del CNI por aquel entonces, Jorge Dezcallar, respecto al análisis y la cuestión de autoría del atentado.

«No estamos en condiciones de respaldar o rechazar ninguna de las dos grandes alternativas en presencia», destacaba como conclusión el informe, si bien ni Aznar ni el propio informe especifican cuáles son las dos citadas alternativas. «Nadie ha detectado nada, ni antes ni después (y eso que la NSA de Estados Unidos lleva veinticuatro horas dedicada a este tema con la máxima prioridad)», aclaraba el documento elaborado por Dezcallar.

El informe también destacaba los esfuerzos de los servicios de inteligencia por encontrar a los autores de las explosiones, aunque sin éxito. «Ni antes ni después del atentado se ha detectado absolutamente nada ni dentro ni fuera de España que pudiera indicar una preparación o satisfacción por lo que ha ocurrido. El silencio es total, como atestiguan todos los contactos mantenidos con los servicios de Inteligencia de nuestro entorno o el mundo árabe», apuntaba.

El décimo capítulo del segundo volumen de sus memorias, titulado 'Mis diarios del 11-M', también incluye la actividad del expresidente del Gobierno a lo largo del 13 de marzo. Además de una conversación con Dezcallar (quien le hizo llegar el informe), también estaba en la agenda de ese día una reunión con el ministro de Interior en ese momento, Angel Acebes, y un almuerzo con el por entonces candidato popular a la presidencia del Gobierno Mariano Rajoy.

Asimismo, las partes del diario de Aznar incluyen el momento en el que abandonó La Moncloa un mes después de la elección de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. Así, el 13 de abril de 2004, recoge que mantuvo una conversación con el nuevo dirigente acerca de temas de actualidad como el CNI, Irak o el terrorismo. «No sé que interés tenía en la entrevista. Es de suponer que no me haga caso», señala en sus memorias.

Ese mismo día resume la investidura de Zapatero asegurando que pronuncia «un discurso en un tono de Zapatero: 'diálogo, más diálogo, sólo diálogo. Abre todos los problemas sin cerrar ninguno'». «A muchos gustará este discurso, que denota la ausencia de programa y de proyecto; aquí no importa lo que se piense, sino el talante. Esta es la nueva majadería de lo progre correcto», afirma.

Por el contrario, considera que Rajoy hizo «un buen discurso». Tras la investidura de Zapatero, resalta que se convirtió en presidente de Gobierno «con el apoyo de comunistas e independentistas». Además, tras un análisis de los retos enumerados por Zapatero, el expresidente del Ejecutivo considera que se trataba del «peor escenario posible».

LUCHA CONTRA ETA

Aznar también relata la actividad de sus Gobiernos para luchar contra ETA y destaca que «los socialistas se escudaban en un garantismo malentendido para oponerse a nuevos instrumentos legales para combatir a ETA en todas sus expresiones».

El expresidente indica que junto con la Ley de Partidos Políticos, el cumplimiento efectivo de las penas «fue un avance decisivo para quebrar las estructuras de ETA».

Aznar recuerda que «la reacción más grave» en contra de la Ley de Partidos vino de la pastoral que los obispos vascos hicieron pública el 30 de mayo, que le causó «una profunda indignación». «Se creó una situación complicada con la jerarquía eclesiástica, luego resuelta», señala.

El expresidente del Gobierno lamenta la «desgraciada sentencia» del Tribunal Constitucional que volvió a legalizar a la izquierda abertzale, y advierte que los miembros de ETA «quieren presentarse como pacificadores».

«El Estado de derecho ha demostrado que puede legítimamente actuar contra sus enemigos. No debemos olvidar que los cómplices de ETA lo siguen siendo. Aquí no hay excusa para el olvido», escribe.

GIBRALTAR

Respecto a Gibraltar, Aznar califica de «incomprensible» que después del trabajo diplomático desarrollado durante su mandato, y «en vez de continuar explorando las posibilidades abiertas con el avance sustancial en la vía de la cosoberanía», el Gobierno de Zapatero retrocediera «hasta un punto insólito y gravemente perjudicial para la reivindicación española al aceptar un foro trilateral que incorporaba a Gibraltar como una parte más reconocida por España».

En su opinión, la estrategia del Gobierno del PSOE supuso un «grave error que sólo podía tener una interpretación: la debilidad y el abandono, claves de nuestra política exterior durante demasiado tiempo».

RELACION CON EL MUNDO DE LA CULTURA

Por último, Aznar rememora algunas anécdotas que le ocurrieron en su relación con el mundo de la cultura. En concreto, cita las negativas del actor Carmelo Gómez a fotografiarse con él en La Moncloa o del pintor Eduardo Arroyo, con quien afirma que después llegó a tener una relación muy cordial.

También hace referencia a su afición por la poesía y las dudas que había de que esto fuera cierto, y relata cómo una noche en la que Mario Vargas Llosa y su mujer fueron a cenar a su casa, le enseñó al escritor la biblioteca de su despacho íntegramente dedicada a la poesía, con libros llenos de papelitos amarillos señalando páginas. «¡Ah..., entonces, era verdad!», cuenta Aznar que exclamó Vargas Llosa.