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El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha anunciado hoy el relevo del jefe de la primera Unidad de Intervención Policial (UIP) de Madrid, Javier Virseda, por los fallos de coordinación en la ejecución del dispositivo policial con motivo de las 'Marchas de la Dignidad' del 22 de marzo en la capital.

Así lo ha señalado Cosidó en su comparecencia en la Comisión de Interior del Congreso para explicar, a petición propia, los incidentes protagonizados por grupos radicales que acudieron a la manifestación de Madrid desde distintos puntos de España y que acabaron con 67 policías y 34 manifestantes heridos.

Según Cosidó, el dispositivo fue perfectamente diseñado «correcto» y «acertado», con un total de 1.512 agentes de las UIP y 167 de las UPR, pero la información reservada abierta ha detectado fallos de coordinación y de comunicación, por ello, se ha decidido el relevo de Virseda.

Unos fallos que, ha dicho Cosidó, impidieron que los policías pudieron tomar decisiones con rapidez ante los violentos, lo que anuló su capacidad de antelación y provocó un alto número de efectivos heridos, un total de 67 (47 policías nacionales y 20 municipales).

Además del relevo de Virseda, el director general de la Policía ha avanzado un conjunto de medidas para hacer frente a la escalada de violencia registrada el pasado 22 de marzo, entre las que destaca la reorganización operativa de las Unidades de Intervención Policial (UIP) y la adquisición de material de protección para los antidisturbios.

De los cambios en la estructura de las UIP, ha explicado que cada uno de los grupos -que está integrado por 50 agentes- pasará a estar formado por cuatro subgrupos, de forma que estarán siempre disponibles todos.

Se creará un grupo de intervención inmediata compuesto por dos subgrupos con personal especialmente cualificado, dotado con vehículos adecuados para su rápida movilidad e intervención en caso de graves disturbios en apoyo del resto.

Los despliegues policiales en manifestaciones de este tipo partirán de un núcleo compuesto de dos grupos que estarán enlazados con el resto de grupos de antidisturbios y que intervendrán al unísono en situaciones como las registradas el 22M.

Sobre la compra de material, Cosidó ha anunciado que con «procedimiento de urgencia», se ha autorizado la adquisición de 800 cascos con mejoras en la pantalla de protección, 300 nuevos escudos más resistentes a los actuales, 350 chalecos antitrauma con protección inguinal y en el cuello.

Por primera vez, además, se comprarán 800 pares de un nuevo modelo de espinilleras, toda vez que una proporción elevada de agentes que resultaron heridos sufrieron lesiones en las piernas.

También se cambiarán los equipos de transmisión a fin de mejorar las comunicaciones y coordinación de los dispositivos policiales y del resto de participantes en situaciones de este tipo como bomberos, emergencias o policía municipal, al tiempo que se incrementarán las garantías jurídicas para los efectivos que resulten lesionados.

Cosidó ha asegurado que el 22 de marzo se asistió a un nivel de violencia a la que la Policía no se había enfrentado jamás, con la concentración de hasta 40 grupos de radicales procedentes de tres bloques: el bloque juvenil racial, el denominado bloque juvenil de los pueblos dignos y el bloque crítico denominado «marchas obreras por la huelga general».

De ellos procedían grupos como los Bukaneros, las juventudes del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y grupos independentistas de diferentes comunidades como Askapena, Ernai, Arran, Isaca, Briga, Azarug Purna Jaleo o Inekaren, además de los grupos propiamente de Madrid como Yesca, Brigada 13 de noviembre y No tenemos miedo.

A estos grupos de ideología antifascista, anarquista e independentista, se unió un grupúsculo encuadrado anteriormente en la extrema derecha denominado Bandera Negra.

Todos ellos «unidos» contra la democracia, la monarquía y la Constitución y que actuaron contra la Policía de manera coordinada y premeditada bajo la señal de comenzar los disturbios una vez acabara la última intervención de los manifestantes en la plaza de Colón.

El director de la Policía ha señalado que ya días antes la intención de los radicales era protagonizar un «salto cualitativo» en la lucha, «una jornada de combate» y de «perder el miedo a la Policía», por lo que circularon manuales en internet de resistencia e instrucciones concretas como aprovisionarse de chinchetas y clavos para pinchar ruedas de coches policiales.