El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante su discurso tras ser proclamado esta tarde en el congreso federal extraordinario del partido. | Efe

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha proclamado que los socialistas están «de nuevo en pie y en marcha para cambiar España una vez más» y ha asegurado que hoy es un «mal día» para los que quieren que su partido esté «débil», porque salen de su congreso «más fuertes y unidos».

«Hoy es un mal día para la derecha española, para los que quieren imponernos su moral y erosionar el Estado del bienestar, para los de los sobres llenos y las conciencias vacías, para los tramposos que se envuelven en banderas de España pero se llevan el dinero a paraísos fiscales», ha dicho en la clausura del congreso federal extraordinario que le ha ratificado en el cargo.

En una intervención de aproximadamente una hora, Sánchez ha hecho hincapié en que su reto es ganar las próximas elecciones -"lo hemos hecho dos veces y estamos en marcha para hacerlo una tercera», ha dicho- con un proyecto «alternativo» al PP y dirigido a una «clase media y trabajadora que se siente desamparada» en un país «hastiado, indignado y herido».

«El reto es dar a España un camino diferente al que ofrece la derecha», ha señalado, tras recalcar que el suyo siempre ha sido el partido «del cambio», el que «une voluntades» y el que «transforma voluntades en hechos».

A modo de discurso de candidato a la Presidencia del Gobierno, Sánchez ha defendido que hay que emprender una «segunda transición económica, en defensa de la clase media y trabajadora», y ha llamado a poner en pie para ello una «alternativa económica socialista», que impulse el desarrollo y que garantice el Estado del bienestar.

Con multitud de menciones a los líderes territoriales, a los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y a su predecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, el nuevo líder socialista ha implicado a todo su partido en la tarea de «modernizar el PSOE y modernizar España», a la vez que ha propuesto «cambiar la indignación por la confianza».

Como secretario general ha insistido en la «humildad» con la que asume el cargo; se ha comprometido a ser el secretario general «de todos» los socialistas y les ha llamado a «abandonar de una vez por todas los complejos» y a decir «alto y claro» que «en este país todo lo bueno ha venido siempre de los gobiernos del PSOE».

Ha renovado su compromiso de que lo primero que haga cuando gobierne sea derogar la reforma laboral; ha defendido una España donde no haya «generaciones perdidas ni olvidadas», y ha abogado por defender el intereses general frente a los «muchos lobbies que en este país influyen en las decisiones políticas de los gobiernos».

Ha adelantado que va a exigir a Rajoy en el Congreso que explique el «despilfarro» de 11.500 millones de euros que ha supuesto «malvender» Catalunya Banc al BBVA, y ha dicho que él el «compadreo» se lo deja a «Aznar, Rato, Blesa y compañía».

También ha subrayado que su respuesta a la propuesta de Rajoy de ir a la elección directa de alcaldes es un «claro y rotundo no» y ha aconsejado al presidente que «si de verdad quiere regenerar la democracia coja la escoba y empiece a limpiar su casa y asuma responsabilidades por la red Gürtel, aunque sea en diferido».

En su empeño por remarcar las «diferencias con la derecha», ha apelado sobre todo a la «igualdad en la economía y en todos los frentes» y ha prometido una ley de igualdad salarial entre hombres y mujeres y un paquete de medias para extender las libertades y derechos civiles.

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Se ha comprometido a que los inmigrantes estén representados en las listas de las municipales y autonómicas, a «acabar con el aforamiento total de los cargos públicos», a limitar a dos los mandatos de los presidentes, a reordenar la financiación de los partidos, a eliminar la representación política del Tribunal de Cuentas, endurecer el Código Penal en delitos de corrupción, abrir la participación ciudadana a las instituciones y reformar la ley de electoral.

Sobre Cataluña, ha insistido en que la vía federalista es la «única» posible, porque es la que «garantiza la unión de los pueblos de España.

Ha sostenido que «libertad no es igual que separación», que él es «federalista porque es socialista» y que el «independentismo» es uno de los conceptos que le gustaría desterrar.

Ha explicado que en este asunto tendrá una «postura política abierta al diálogo, la negociación y el pacto», y que ante el «choque de trenes» los socialistas quieren «reformar la Constitución para que todos los españoles voten».

Ha elogiado el papel del PSC frente al «patriotismo hipócrita de quien cuando tiene que elegir entre patriotismo y patrimonio elige patrimonio y se lo lleva a un paraíso fiscal».

A los que han criticado su decisión de ordenar el voto en contra de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea, les ha replicado que «no fue un error, fue coherencia».

Tras defender que el PSOE es un partido «laico», pero no «anticlerical», ha aseverado que propondrá derogar los acuerdos con la Santa Sede, momento en el que ha recibido la mayor ovación del plenario.

Para su «proyecto de mayorías», Sánchez ha propuesto «salir al encuentro de los indignados y de todos los votantes que se alejaron» del PSOE y prefirieron votar a otros partidos».

Ha dicho que espera «seducir» también con su proyecto a los «abstencionistas hastiados de la política», a los que se «sienten engañados» por el PP y a «todos los españoles que quieren cambiar las cosas, sin populismos ni demagogias».

En pos de la transparencia, ha anunciado que el PSOE publicará trimestralmente en internet las cuentas del partido y que todos sus cargos públicos mostrarán sus bienes e intereses.

«Nadie debe avergonzarse de su patrimonio, ni por grande ni por pequeño, pero nadie podrá tener responsabilidad orgánica sin hacer público su patrimonio, porque el único patrimonio que exigimos los socialistas es el de la honradez y la transparencia, el patrimonio de la ejemplaridad», ha pregonado.