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Un total de 18 médicos del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario La Paz han denunciado ante los Juzgados de Instrucción de Plaza Castilla un posible delito contra la salud pública y la seguridad de los trabajadores por las condiciones para abordar casos de ébola.

La denuncia ha sido presentada por integrantes de este servicio y ha sido tramitada por los servicios jurídicos de Asociación de Médicos y Titulados Superiores (AMYTS). La organización también presentó la semana pasada una denuncia ante Inspección de Trabajo para que se revise con carácter urgente las condiciones de la esclusa del Hospital Carlos III donde se retiran los equipos de protección.

En la denuncia explican que desde el pasado 29 de abril, los facultativos del Servicio de Medicina Intensiva, uno de los que se ocupan de atender a los pacientes de ébola, han venido denunciando «la necesidad de una infraestructura, medios y formación, imprescindibles para el tratamiento de los enfermos afectados por esta patología». Todo ello, no sólo para «proteger al personal implicado sino también para evitar riesgos de transmisión al resto de la población».

Según explican, a este servicio se les «prometió» una formación «adecuada, imprescindible», por medio de talleres prácticos. En su lugar, señalan en cambio, el Servicio de Protección de Riesgos Laborales del hospital ofreció en el mes de julio a los interesados una «charla explicativa de unos 45 minutos de duración, a lo sumo, y la exhibición de unos trajes de protección que no reúnen las condiciones de seguridad requeridas».

Los médicos denunciantes prosiguen explicando que ante la «incipiente» llegada del primer caso de Ebola a España, la del misionero Miguel Pajares, se elaboró un nuevo documento el 6 de agosto solicitando la implantación «con la máxima urgencia» de medidas dada la «ausencia de medios» solicitados en abril.

Al mismo tiempo, advirtieron de «los grandes riesgos de contagio» que acarrearía ingresar este tipo de pacientes en un centro como el Hospital Universitario La Paz, «con más de mil camas de hospitalización y asistencia ambulatoria diaria en consultas externas y que, además, no está preparado para garantizar el aislamiento necesario de los afectados por este virus».

«De forma apresurada, en el último momento, y merced a la presión ejercida por los facultativos del Servicio de Medicina Intensiva, se subsanaron algunas de estas medidas al reasignarse el Hospital Carlos III como centro de referencia para el ingreso de casos sospechosos o infectados por el virus del ébola», subrayan.

En este punto, aclaran que a pesar de que el 8 de agosto el jefe de Servicio recibió un comunicado de la Dirección Médica del hospital asegurando que se habían cumplido todas las peticiones de los médicos, dicha afirmación «es del todo inexacta» pues «la estructura de las habitaciones de hospitalización y sus esclusas no reúnen las condiciones necesarias para garantizar la seguridad del paciente y del personal».

Además, aseguran que los trajes de bioseguridad «no son los adecuados para la realización de las técnicas de soporte vital». Tampoco «han recibido la formación adecuada sobre su colocación ni, especialmente, su retirada», que es el «momento clave en el que se produce la mayor parte de los contagios».

Sin información

Los médicos explican que aunque el pasado 6 de octubre, en una reunión con la Subgerencia, ponen a su disposición los trajes solicitados, no contaron con la «formación y entrenamiento adecuados de todo el personal». «Tampoco se contempla la ampliación de las esclusas en las que, por su tamaño reducido, se lleva a cabo con dificultad y riesgo la retirada de la vestimenta y resulta imposible la descontaminación del equipo».

El pasado 8 de octubre se volvió a enviar un documento en el que se volvía a solicitar «una infraestructura acreditada con nivel de bioseguridad similar al de los centros de la Unión Europea o Estados Unidos que atienden a pacientes críticos infectados» por este virus.

Según los médicos, «existe una alerta de salud pública por ébola en la Comunidad de Madrid» y el contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero «pone de manifiesto que los protocolos por sí solos, a pesar de ser cumplidos por el personal, son insuficientes para garantizar la seguridad que exige el tratamiento de un agente biológico de nivel cuatro, si no están acompañados de una formación y entrenamientos apropiados y estrictos, así como de unos medios estructurales que permitan ponerlos en práctica».