El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy (c), junto a la secretaria general, María Dolores Cospedal (i), y el vicesecretario de Política Territorial, Javier Arenas (d), preside la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de su partido para analizar los resultados de las elecciones autonómicas y locales. | Efe

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los barones regionales del PP han hecho este lunes autocrítica en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional popular tras los resultados de ayer y varios dirigentes autonómicos han incidido en el rechazo que suscita «la marca» del Partido Popular.

Rajoy, quien ha comparecido ante los periodistas para informar de su evaluación de los resultados de este domingo, ha reconocido que no está satisfecho con los mismos, pese a que el PP ganó las elecciones, y ha achacado el castigo electoral a tres factores: la falta de recursos de los gobiernos, las consecuencias de la crisis y los casos de corrupción.

Ha admitido el jefe del Ejecutivo que los populares tienen que ser «más próximos, más cercanos y comunicar más con los españoles» y también ha asumido que los casos de corrupción que han afectado a diferentes personas vinculadas del PP han pasado factura en las urnas.

Entre los que han tomado la palabra en la reunión está la presidenta en funciones de Aragón, Luis Fernanda Rudi, quien ha asumido que «el mapa azul se va a convertir en rojo» y ha instado al PP a analizar lo que ha ocurrido.

Para ella, el PP no se puede conformar diciendo que ha sido el partido más votado y ha subrayado que ya hubo un aviso en las elecciones europeas del año pasado.

Ella ha sido una de las dirigentes que ha reconocido el rechazo a la marca PP y ha invitado a analizar también el porqué de que eso ocurra.

A su juicio, lo que tiene que hacer el PP es más política y transmitirla a los ciudadanos y ha señalado que no puede venir «un joven», para decir cómo se deben hacer las cosas.

En que la marca PP tiene un problema ha coincidido la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, quien ha indicado que ahora toca analizar todos juntos por qué los ciudadanos han dicho «una vez más» que hay algo que no les gusta.

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También el presidente en funciones de Balears, José Ramón Bauzá, ha pedido reconocer que «aquí ha pasado algo» y que en algo se ha equivocado el PP, pues de lo contrario no habría obtenido esos resultados.

Con humildad, a su juicio, hay que analizar la situación para saber exactamente qué es lo que ha ocurrido, porque el próximo objetivo son las elecciones generales.

«Hay que analizar la situación, porque de los errores se aprende», ha declarado Bauzá, quien ha advertido: «Obviamente, si no somos conscientes de que en algo nos hemos equivocado, no podremos mejorar; solamente se mejora aprendiendo de los errores y asumiendo los errores».

En términos similares se ha expresado el presidente en funciones de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, quien ha reconocido el daño que ha sufrido la marca del PP y su credibilidad y ha indicado que «algunas cosas han fallado para tener ese resultado», entre ellas la corrupción o la ausencia de recursos económicos.

Fabra ha manifestado que el PP tiene que cambiar «algunas cosas» para mejorar la conexión con la sociedad, aunque «no necesariamente» tiene que haber cambio de caras y ha subrayado que piensa seguir trabajando y todas sus decisiones se tomarán de acuerdo con sus compañeros de la Comunidad Valenciana.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha admitido como sus compañeros que los populares tienen que «seguir mirando a la gente» y «entender mejor» lo que les pide la ciudadanía. Y en consecuencia, ha añadido, hay que «acertar más» en las políticas y los mensajes.

También ha estado de acuerdo Feijóo en que el PP no puede «refugiarse» en la victoria, aunque ha insistido en que se deberían respetar las listas más votadas, y sobre todo debería hacerlo el PSOE, que tras estos comicios está «en una situación muy débil».

Ha advertido así a los socialistas de que si se apunta al «todos contra el PP» puede acabar convirtiéndose en la tercera fuerza política del país, por detrás de Podemos.