Un policía obliga a Rodrigo Rato a subir a un coche tras su detención. | Efe

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El administrador de la empresa Albisa Inversiones, Alberto Portuondo, al que se le acusa de actuar como testaferro del exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, declaró ante el juez que pagó 40.000 euros mensuales a la sociedad Kradonara, propiedad del también ex director gerente del FMI.

Según informa la Cadena SER, en su declaración ante el magistrado que investiga el patrimonio de Rato, Portuondo, en prisión preventiva desde mediados de agosto, explicó que abonó estas cantidades a la sociedad Kradonara, a la que contrató sin saber que era propiedad de Rato.

Albisa Inversiones pagó, en concreto, 473.000 euros en 2011 y 360.000 euros en 2012 a Kradonara por servicios de asesoramiento que fuentes jurídicas consultadas por Efe aseguran que están «ampliamente documentados» y el juez ya tiene pruebas de ello.

Añaden que la relación entre la firma de Rato y la de su supuesto testaferro era «totalmente profesional y duró años», si bien desde este verano se investiga si Albisa Inversiones funcionó como una empresa pantalla del exvicepresidente del Gobierno.

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Las sospechas surgen porque Portuondo, en la cárcel acusado de blanqueo de capitales y de corrupción entre particulares, reconoció ante el juez que, en tiempos de Rato al frente de Bankia, asesoraba a los responsables del banco que resolvían las adjudicaciones de los contratos de publicidad.

Y en esa misma época Portuondo ingresó cerca de dos millones de euros de las empresas Zenith y Publicis, las mismas que ganaron el multimillonario concurso de publicidad de Bankia.

Los investigadores piensan que parte de ese dinero, en concreto 833.000 euros, acabó llegando a Rato a través de los pagos que Portuondo hacia mensualmente a Kradonara.

Además, los directivos de las empresas de publicidad citadas, siempre según la emisora de radio, aseguraron al juez que Portuondo fue quien les buscó prometiéndoles la adjudicación del contrato de Bankia, una afirmación que él negó en sede judicial con el argumento de que no tenía poder de decisión.