Los principales 'barones' socialistas han salido este sábado en defensa del líder del PSOE, Pedro Sánchez, tras su polémico fichaje de la exdiputada de UPyD Irene Lozano como número cuatro de la lista al Congreso por Madrid, a excepción de la andaluza Susana Díaz, que ha preferido guardar silencio.
En un intento por reconducir el malestar que produjo este viernes la incorporación de Lozano, el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, el valenciano Ximo Puig y el extremeño Guillermo Fernández Vara han querido hoy exculpar a Sánchez.
Vara, que ayer evidenció su indignación al señalar en declaraciones a El País que lo primero que tendría que hacer Lozano era «pedir perdón» a los socialistas, ha ratificado hoy sus palabras, pero ha recalcado que no tiene duda de que Sánchez la ha incorporado «pensando en lo mejor» para los resultados electorales.
El presidente extremeño, que ha señalado que ayer habló con Lozano por teléfono y que han quedado en verse la próxima vez que venga a Madrid, ha subrayado que el líder del PSOE y candidato a la Moncloa «tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que tiene que hacer».
En la misma línea, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha pedido un nuevo «voto de confianza» para el secretario general.
«Si confiamos en él para que sea presidente del Gobierno, hay que confiar también para que elija las listas dentro de una España que está cambiando», ha argumentado, convencido de que la exdiputada de UPyD «va a poder decir en pocos días la cantidad de gente honrada y trabajadora que hay en el PSOE».
Quien más entusiasmo ha puesto en la defensa del fichaje de Lozano ha sido la secretaria general del PSOE-M, Sara Hernández, para quien es la «prueba evidente» de que hay «muchas» personas que desean sumarse al proyecto «ilusionante» de Sánchez.
«Son muchas las personas que quieren subir a este barco, mientras que de otros barcos, como el del PP, se bajan, huyen directamente», ha dicho Hernández, que además ha defendido la «valía demostrada» de Lozano como diputada.
Menos fervor ha puesto el presidente valenciano, Ximo Puig, que, no obstante, ha asegurado que «cualquier apertura» de su partido es «positiva».
Por su parte, la presidenta andaluza, Susana Díaz, ha guardado silencio durante todo el cónclave y ni ella ni ningún otro miembro de la delegación del PSOE-A ha querido pronunciarse sobre el asunto.
«No voy a hacer declaraciones», ha dicho Díaz con semblante serio, después de que ayer su disconformidad con la incorporación como candidata de quien ha arremetido contra el PSOE y en especial contra los socialistas andaluces durante cuatro años quedara patente en la ausencia de su secretario de Organización, Juan Cornejo, en la votación que tuvo lugar en la Comisión de Listas.
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