El candidato de Ciudadanos a presidente del Gobierno, Albert Rivera, a su llegada a las XIX jornadas de puertas abiertas del Congreso de los Diputados. | Fernando Alvarado

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Ha sido un estreno de cine el que ha tenido este jueves el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en el Congreso, donde los visitantes que en ese momento estaban en el hemiciclo, con motivo de las jornadas de Puertas Abiertas, no han parado de hacerle fotos, pedirle abrazos y besos, y muchos desearle «suerte».

Casi nadie ha querido moverse del hemiciclo durante los veinte minutos que ha durado la entrevista que ha hecho RNE al candidato y cada vez se apelotonaba más gente y más periodistas a la entrada, mientras uno de los ujieres más veteranos se echaba las manos a la cabeza: «¡Dios mío, la que nos espera!».

También ha habido lágrimas, las de un hombre mayor que no ha podido reprimirlas al posar con Rivera para una instantánea y luego, muy emocionado, le ha prometido que le votará el 20D.

De esas promesas ha habido unas cuantas esta mañana, también en catalán, la de un señor de Tarragona que se ha acercado al candidato y le ha animado exclamando «¡endavant, visca Catalunya y visca Espanya!, palabras que ha repetido Rivera.

A punto ha estado de cruzar su mirada con Rosa Díez, a quien tiró los tejos políticos sin éxito, porque han coincidido justo cuando él estaba siendo entrevistado, pero ella se ha subido rápidamente a la bancada y no le ha mirado en ningún momento.

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El que sí ha evitado el riesgo de encontrarse con Rivera ha sido el candidato de UPYD, Andrés Herzog, que fue quien llevó la negociación con Ciudadanos para buscar una alianza electoral y que nada más ver a Rivera en los micrófonos de la radio pública, se ha dado la vuelta.

Micrófonos por los que también ha pasado a primera hora el candidato de Podemos, Pablo Iglesias, quien ha reprochado agriamente a la vicepresidenta primera de la Cámara, Celia Villalobos, la corrupción del PP nada más saludarse.

Varias veces los informadores han preguntado a Rivera donde le gustaría sentarse la próxima legislatura porque él, al contrario que Iglesias, no se ha sentado en ningún escaño para la foto, y otras tantas Rivera ha dado una respuesta políticamente muy correcta: «me da igual».

Y a renglón seguido el argumentario, lo que España necesita «es un cambio», ha recalcado tras señalar que lo que tienen que entender «la vieja izquierda y la vieja derecha» es que el nuevo centro puede cambiar las cosas.

Aplaudido a su llegada al hemiciclo, Rivera se ha marchado entre algún grito que otro de «¡guapo, guapo!». ¡La que nos espera!, que diría el ujier.