Imagen de archivo de una niña refugiada. | Pedro Campillo

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Por tercer año consecutivo, la Fundéu BBVA ha dado a conocer su palabra del año, elegida entre las más de doscientas a las que ha dedicado alguna de sus recomendaciones diarias durante los últimos doce meses.

Tras elegir «escrache» en 2013 y «selfi» (la adaptación a la ortografía española de la voz inglesa «selfie», sin «e» final) en 2014, el equipo de la Fundación ha optado en esta ocasión por «refugiado», un término que no es nuevo pero que ha marcado de forma decisiva la actualidad informativa del año que termina.

«El concepto que define la palabra 'refugiado' ha generado muchísimas dudas y debates entre los profesionales del periodismo, pues estos han sido muy conscientes de la importancia de ser extremadamente rigurosos a la hora de denominar a las miles de personas que huyen de un conflicto bélico frente a aquellas otras que buscan en otro país las posibilidades de vida que en el suyo no encuentran», explica el director general de Fundéu BBVA, Joaquín Muller.

Añade que «el interés que ha despertado este término y las muchas preguntas de periodistas que han llegado a la Fundéu pidiendo un aclaración revelan, además, la preocupación de estos profesionales por escribir con rigor y precisión».

«En la fundación creemos, por tanto, que 'refugiado' cumple las condiciones que le pedimos a la palabra del año: que haya estado en las noticias y en las conversaciones en el 2015, que tenga además un cierto interés desde el punto de vista lingüístico y que sea un término común a todo el ámbito hispanohablante, no propio solo de un país o región. Que sea un término nuevo o no, no resulta relevante para nuestra decisión», explica Muller.

«La primera condición es, por desgracia, obvia: en todo el mundo, pero en particular en Europa, la crisis de los refugiados, su tragedia, ha sido noticia a lo largo del año y es muy probable que lo siga siendo mientras las causas que desencadenan la huida de millones de personas de Siria, Irak, Libia y otros países no cesen».

Desde el punto de vista lingüístico, la Fundación creyó la necesidad de aclarar la diferencia de significado entre «refugiado» e «inmigrante».

Como criterio general y según las definiciones del Diccionario académico, inmigrante es todo aquel que llega a un país para establecerse en él. Si nos referimos a esta persona desde la perspectiva no de quien entra en un país, sino de quien abandona el propio, estaremos hablando de «emigrante». Y «migrante» es un término más general que incluye a ambos y es más frecuente en el español de América.

Desde un punto de vista lingüístico, y con independencia de la definición precisa establecida en derecho internacional, un «refugiado» es aquel que 'se ve obligado a buscar refugio fuera de su país a consecuencia de guerra, revoluciones o persecuciones políticas'. «Emplear palabras específicas para acotar la realidad es un primer paso para relacionarse eficazmente con ella», señala la Fundeú BBVA.

«Aunque la existencia de un término que abarcara tanto a migrantes como a refugiados pudiera simplificar el modo de informar, lo cierto es que estamos ante una realidad compleja y distinguir el nombre de estos colectivos ayuda, de algún modo y a pequeña escala, a distinguir las caras y la circunstancias de cada una de las personas que han tenido que huir de su país».

Antes de dar a conocer la decisión final, la Fundación publicó una lista de doce palabras finalistas en la que, además de refugiado figuraban otras muy relacionadas con la actualidad ("chikunguña"), el mundo del deporte ("sextuplete") y los problemas y cambios sociales y tecnológicos ("inequidad», «poliamor», «disruptivo").

También fueron seleccionadas expresiones del entorno de las redes sociales o que, al menos, han hecho fortuna en él, como el «me gusta» de Facebook y otras redes, «trolear» y «zasca», una interjección convertida en uno de los sustantivos de moda en ciertos registros del español de España.

De ese mismo ámbito es «clictivismo», una alternativa en español a «clicktivism», el anglicismo que se refiere al apoyo a diferentes causas a golpe de clic de ordenador.

Completaban la lista otras dos alternativas en español a palabras inglesas que han empezado a utilizarse en nuestros medios: «gastroneta» para la voz inglesa «food truck» y «despatarre», que puede sustituir al término «manspreading», con el que se alude a la manera de sentarse de algunos hombres, en especial en los transportes públicos, con las piernas abiertas.