El líder de Podemos, Pablo Iglesias, atiende a los medios de comunicación a su llegada al Consejo Ciudadanos de la formación. | Efe

TW
28

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, no sólo no ha renunciado este domingo a su defensa de un referéndum en Cataluña -como le pide el PSOE-, sino que ha optado por ahondar en la división interna que viven los socialistas, al tender la mano a los «sectores sensatos» de ese partido y animarles a rebelarse contra la andaluza Susana Díaz.

A esos sectores del PSOE, «que entienden que la unidad de España se tiene que ganar por vías sensatas, no por la imposición ni la torpeza de la vía inmovilista», ha dirigido Iglesias buena parte de su discurso, con llamadas expresas a que «digan claramente si van a permitir que gobierne Rajoy o van a dialogar sin unas líneas rojas que nos dejan sin interlocutores».

Ha sido una intervención de más de una hora, en la que Iglesias, ataviado con corbata, ha analizado los resultados del 20D y ha marcado la hoja de ruta y la política de alianzas de Podemos ante la cúpula del partido y los líderes territoriales que forman el Consejo Ciudadano.

Sin pronunciar en su discurso de más de una hora el nombre de Pedro Sánchez, sí ha mencionado repetidamente los de Susana Díaz, Emiliano García-Page y Guillermo Fernández-Vara, los tres barones socialistas que, según él, quieren llevar al PSOE a una «gran coalición» de gobierno con el PP y Ciudadanos.

«Hay dos PSOE, el que está con el PP y el que quiere avanzar», ha remarcado, para a continuación tender la mano a los segundos para «explorar la posibilidad de que el PP no gobierne».

Iglesias, que ha señalado que hasta hace poco socialistas como Alfredo Pérez Rubalcaba, Pere Navarro, Carmen Chacón y Francisco Caamaño se inclinaban por la «vía de la consulta», ha sostenido que las nuevas «líneas rojas» que ha marcado el PSOE para dialogar con Podemos «no solo revelan su incomprensión de España, sino de sí mismos».

A su juicio, el sector del PSOE que «parece que manda», el capitaneado por Susana Díaz y Emiliano García-Page, «comparte hoja de ruta con el PP y Ciudadanos» y sitúa a los socialistas en el «bloque inmovilista», partidario de la «gran coalición», en el que también ha ubicado al rey Felipe VI.

Frente a esos, hay otros socialistas que, según Iglesias, «entienden que lo que toca es la emergencia social y asumir que la unidad de España se tiene que construir desde el diálogo y desde la asunción de que esa unidad se tiene que ganar en el terreno de la democracia, no de la imposición».

Noticias relacionadas

En su informe político, Iglesias ha dibujado tres escenarios tras el 20D; el primero de ellos, el de la «gran coalición» PP-PSOE-Ciudadanos, con distintas modalidades: que los tres estén activamente en esa coalición o que el PSOE permita un gobierno del PP «por pasiva», es decir, «absteniéndose en la investidura, con un cambio de líder y buscando suerte en unas nuevas elecciones dentro de un año».

Según Iglesias, ese es el escenario preferido por Merkel, por las empresas del Ibex35 y por jefe del Estado y que, si Artur Mas es investido con el «apoyo mínimo» de la CUP, eso «podría crear más incentivos en el PSOE para sumarse a la gran coalición de la restauración y el inmovilismo».

«Nos queda la duda de qué va a hacer el PSOE y seguimos tendiendo la mano para que los sectores más sensatos, a los que por desgracia nos les dejan abrir la boca, digan de qué lado están», ha insistido, tras sostener que su defensa del referéndum no significa que Podemos tenga «líneas rojas», sino «responsabilidad para asumir las claves que van a marcar el futuro».

El segundo escenario que ha planteado es el de un «gobierno alternativo al PP», el cual implica el «abandono de posiciones inmovilistas» por parte del PSOE y dar prioridad a las cuestiones de «emergencia social», mientras que el tercero sería el convocar de nuevo elecciones.

Tras asegurar que este último no es el que ellos desean, «aunque sí otros», ha apostado a que Podemos las afrontaría con «posibilidad de ganarlas».

Ante los 80 miembros del Consejo Ciudadano (la cúpula del partido más los líderes territoriales), Iglesias ha propuesto además cuatro «líneas de trabajo» para las próximas semanas, empezando por «dejar claro que no van a entregar el Gobierno de España a Rajoy» y que «asumirán el liderazgo de impulsar el diálogo entre las fuerzas políticas que puedan hacerle frente, pese a las parálisis de los que señalan todo el tiempo líneas rojas».

También ha considerado fundamental que su formación, con su presencia en el Congreso, consiga que «nunca más vuelva a ser un parlamento de privilegiados de espaldas a la ciudadanía», así como abordar en la cámara «desde ya» una agenda parlamentaria, con la prioridad de una «ley 25 de emergencia social, que va a servir para retratar a todo el mundo».

El discurso de Iglesias, que ha situado a España en el «momento histórico» de una «segunda transición», se plasmará en un documento escrito, una vez sumadas las aportaciones de los miembros del consejo, y sentará las bases del diálogo que Podemos iniciará a partir de mañana con sus «fuerzas políticas hermanas».

Iglesias, que ha manifestado su «plena disponibilidad a dialogar con todo el mundo», ha advertido de que «todos los debates que tengan que ver con el futuro del país tienen que ser públicos», incluido el referente a la investidura, y de que «sin hablar de los problemas de estado y emergencia social no se puede discutir de sillones».