La Cámara de Vitoria ha votado este jueves por segunda vez las dos candidaturas presentadas, la de Urkullu y la de Maddalen Uriarte (EH Bildu), una vez que en la jornada anterior ninguno de los dos lograra la mayoría absoluta fijada en 38 escaños.
Urkullu ha conseguido 37 votos, frente a los 18 que ha logrado la candidata de EH Bildu de los parlamentarios de la coalición soberanista. Elkarrekin Podemos (11 escaños) y el PP (9) no han respaldado a ninguno de los aspirantes a lehendakari.
Limar diferencias
Urkullu, conocido por su seriedad y moderación, deberá limar en su segundo mandato como lehendakari las diferencias que puedan surgir en el gobierno de coalición, formado por partidos con visiones muy diferentes en cuestiones como el autogobierno.
Esta fórmula de Gobierno que nacionalistas y socialistas retoman en Euskadi 19 años después, no suma sin embargo mayoría absoluta en la Cámara autonómica, por lo que el lehendakari estará obligado a llegar a acuerdos con los grupos de la oposición.
Con su socio preferente hasta la fecha, el PSE, convertido en su compañero de Gobierno, debe abrir el abanico de pactos a nuevas formaciones y continuar con el mismo talante dialogante que los electores vascos premiaron en las elecciones de septiembre, en las que el PNV fue el único partido que logró incrementó sus escaños en la Cámara autonómica.
Alejado del espectáculo
Durante toda su carrera política y, especialmente en los cuatro años que lleva al frente del Gobierno Vasco, Urkullu ha mantenido un perfil serio alejado de lo que los nacionalistas denominan «política espectáculo» y ha cultivado la fama de «buen gestor» que siempre defiende el PNV.
En su primer mandato como lehendakari (2012-2016), Urkullu ha puesto el acento en la recuperación económica y la generación de empleo principalmente, pero también en asentar la paz y la convivencia, aspectos que seguirá impulsando en esta su segunda legislatura, junto a otra materia clave para su partido como es el autogobierno.
Han sido sonados sus desencuentros con el presidente Mariano Rajoy, al que ha criticado en repetidas ocasiones por no responder siquiera a sus misivas y al que ha reprochado su «afán recentralizador» por sus recursos contra leyes y medidas aprobadas en Euskadi.
A pesar de este distanciamiento, Urkullu ha confiado en que el nuevo Gobierno de España, ahora en minoría, muestre un cambio de actitud que haga posible retomar el diálogo institucional y el acuerdo entre el País Vasco y el Estado.
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