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La escena de Figueres, donde la bandera española fue rechazada en el marco de las protestas contra la actuación policial durante el referéndum del 1-O tuvo sus propios contrapesos en el propio movimiento independentista.

De esta forma, durante este martes se vieron varias escenas y situaciones donde la enseña nacional no era pitada ni abucheada, sino todo lo contrario.

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Es el caso, por ejemplo, de un joven que se manifestó en Girona con una bandera española y una pancarta en la que se podía leer «no quiero la independencia pero no puedo quedarme en casa mientras golpean a mi pueblo», y cuya aportación fue aplaudida y agradecida por otros concentrados.

En un tono más festivo pudo verse a dos mujeres bailando con la bandera rojigualda. A una la acompañaron aplausos de los manifestantes y gritos de «democracia».

A otra, frente a la comisaría de Policía de Via Laietana de Barcelona incluso la sacó a bailar un bombero.