La presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor (2d), junto al presidente del Senado, Pío García-Escudero (d); el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (c), y los presidentes, del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes (i), y del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas (2i). | Efe

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado este miércoles que está dispuesto a hablar de una reforma de la Constitución, pero cuando haya una «idea clara» de qué se quiere modificar. Eso sí, ha rechazado de plano que se abra esa vía para «contentar» a los separatistas.

Así se ha pronunciado a su llegada al Congreso de los Diputados para participar en el acto central del trigésimo noveno aniversario de la aprobación en referéndum de la Constitución de 1978, una ceremonia en la que, como cada año, se dan cita representantes del Gobierno, del Poder judicial y de distintas instituciones, así como de los principales partidos nacionales.

El jefe del Ejecutivo ha subrayado que las normas de convivencia que se dieron los españoles hace 39 años están «plenamente vigentes y hay que aplicarlas». «Afirmo la bondad de la Constitución y la plena vigencia de la misma», ha proclamado, para destacar que recientemente el artículo 155 de la ley fundamental ha servido para «defenderse» de los «ataques» de los separatistas en Cataluña.

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Ante los que apuestan por su reforma, Rajoy ha señalado que ya se ha hecho un par de veces en el pasado y que entonces «había una idea clara de lo que había que hacer». «Puede volver a reformarse en el futuro cuando haya una idea clara de lo que hay que hacer», ha resaltado, para rechazar una posible modificación constitucional que tenga por objeto «contentar a los que quieren liquidarla».

Pide poner énfasis en las reformas de Europa

Así, ha subrayado que no va a aceptar «de ninguna manera que se rompa la soberanía nacional» porque «lo que es España lo deciden todos los españoles» y «eso conviene dejarlo claro». Además, ha advertido que es «muy importante» que cualquier reforma se haga con un consenso «muy generalizado» como el de 1978 porque si no sería un «disparate».

«A partir de ahí, estoy plenamente dispuesto a hablar», ha manifestado, si bien ha pedido poner en énfasis en las reformas que se están produciendo en Europa porque ésas, ha continuado, sí que son una reforma de la Carta Magna española.