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Los trabajos de exhumación de una fosa común en la mina Terría, en Valencia de Alcántara (Cáceres), han descubierto los restos de 48 personas que, entre los meses de agosto y diciembre de 1936, fueron sacadas de sus casas o de la cárcel y trasladadas al paraje para ser ejecutadas.

Se trata de vecinos de poblaciones como Valencia de Alcántara, Cedillo, Membrío y Herrera de Alcántara y de la comarca Sierra de San Pedro, cuyos restos, 82 años después de que fueran ejecutados, serán identificados y entregados a sus familiares, «para que puedan proporcionarles digna sepultura y restituir así su historia y su memoria», según la presidenta de la Diputación de Cáceres, Rosario Cordero.

La Diputación de Cáceres ha destinado 40.000 euros para financiar los gastos de las excavaciones, exhumación y reinhumación de los restos, que «muestran claras evidencias de muerte violenta, como son orificios e impactos de bala», ha precisado la directora de la operación, Laura Muñoz.

«La voz de los familiares de las víctimas, ya de avanzada edad, que reclamaban la recuperación de sus seres queridos ha tenido respuesta (...)», ha señalado Cordero en la presentación hoy del proyecto de excavación y exhumación.

Según la directora de la exhumación, el mayor problema en la mina ha sido el agua, ya que este proyecto es el primero que se ha realizado en un pozo con agua.