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El actor Willy Toledo plantó nuevamente al juez que lo había citado a declarar este martes porque, según su opinión, «no he cometido ningún delito». No acudió a los juzgados para dar explicaciones sobre la denuncia por ofensas a la religión, pero sí las dio en una rueda de prensa acompañado de sacerdotes y teólogos y con un Cristo a su espalda, así como en alguna entrevista como la concedida a Antonio García Ferreras en ‘Al rojo vivo' de La Sexta.

En su alocución Toledo cuestionó la que en su opinión es una «mal llamada Transición», un periodo que tras 40 años de dictadura franquista no cambió nada. Ferreras dijo que por ahí no pasaba, que no podía ser que el actor cuestionara que vivimos en una democracia.

«Vivimos en un sistema que desde el año 75 cuando se muere el dictador aquí no han cambiado ni los jueces, ni los fiscales, los periodistas porque sois más jóvenes, la policía torturadora, el ejército, aquí no ha cambiado una mierda, Ferreras», exclama el investigado.

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«Hasta el marido de la hija del rey puede que entre en la cárcel en unas semanas», rebate el periodista, pero Willy Toledo se ríe: «lo veremos si ese señor entra en la cárcel en algún momento». Después pronuncia una de sus frases más comentadas: «no es cuestión de que yo diga o no que hay democracia. Tú estás legitimando todas las aberraciones antidemocráticas que está sufriendo el pueblo español, porque si una democracia mete en la cárcel tres años y medio a un rapero, yo me limpio el culo con esa democracia. Si una democracia tiene a centenares de diputados y a un partido que la Policía de Valencia denomina organización criminal y siguen en el Gobierno me limpio el culo con esta democracia (...) la gente está en la calle sin vivienda, sin sanidad, sin educación».

Toledo, que habla en su larga entrevista del «régimen borbónico franquista español», dice que no renunciará a sus ideas y cree desmesurado que acabe en la «cárcel por cagarme en un dogma de fe de una religión, privada». aunque afirma que su objetivo no era «ofender a nadie, era defender a unas compañeras y ejercer mi derecho de expresión y de crítica a una sentencia».

Por eso pide derogar con urgencia un artículo del Código Penal anquilosado y anacrónico, pues «se trata de un delito de blasfemia».

«Asumiré las consecuencias de los actos que tenga que asumir como he hecho toda la vida, jamás he tirado una piedra y he escondido la mano después», asegura, destacando que la Asociación española de abogados cristianos, encargada de las acciones legales en su contra, es una entidad «fundamentalista de extrema derecha» a la que «en ningún momento les ofendieron mis palabras».