Aunque Junqueras señala que los que se encuentran encarcelados no están entre rejas para convencer a nadie e insiste en que no cometieron «ningún delito», considera que el hecho de que un responsable político viva esa realidad tiene «un valor ético». | Reuters

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El exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, encarcelado desde noviembre de 2017 por el referéndum del 1 de octubre de ese año, explica que no eludió a la justicia por responsabilidad cívica y ética, como Sócrates, Séneca y Cicerón, que también tuvieron oportunidad de huir y no lo hicieron.

«Yo me quedé en Cataluña por sentido de responsabilidad hacia mis ciudadanos», subraya Junqueras en una entrevista que publica este martes el diario francés «Le Figaro» desde la prisión, una situación diferente de la del antiguo jefe del Gobierno de la Generalitat, Carles Puigdemont, huido en Bélgica.

El líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) cuenta que «Sócrates, Séneca o Cicerón tuvieron la posibilidad de huir y no la aprovecharon» y se dice «impresionado» por «esta responsabilidad cívica y ética».

Además, aunque señala que los líderes independentistas que se encuentran encarcelados no están entre rejas para convencer a nadie e insiste en que no cometieron «ningún delito», considera que el hecho de que un responsable político viva esa realidad tiene «un valor ético».

Preguntado sobre si hay que seguir apoyando el Gobierno socialista de Pedro Sánchez, Junqueras responde que la cuestión, al margen de que el Ejecutivo sea socialista o liberal, es si «defiende los derechos civiles».

«Para qué discutir de una u otra partida presupuestaria si en este país se condena a los cantantes, a los humoristas, a los activistas», asegura.

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El exvicepresidente de la Generalitat pone el acento en que organizar un referéndum como hizo su Gobierno en 2017 no es delito desde que el Parlamento español modificó el Código Penal en 2005, y en que no cometieron «ningún acto de violencia».

Y se queja de que el Tribunal Constitucional, al suspender el referéndum y declararlo ilegal, se atribuyó funciones que «en el marco de la cultura occidental» no le corresponden.

Como contraejemplo, cita el caso de Canadá, que cuando Québec organizó un referéndum sobre la independencia, su Tribunal Constitucional no sólo no lo impidió sino que instó a buscar un mecanismo de participación que se concretó en una ley.

Junqueras considera que fue el uso de «la violencia del Estado» durante el referéndum del 1-O lo que impidió que este se desarrollara en condiciones y que los observadores internacionales concluyeran que no cumplió los criterios para validar sus resultados.

Pero añade que, «pese a todo, el 1 de octubre marca un punto sin retorno, una demostración de la determinación democrática de los catalanes».

Junqueras admite que era consciente de que podía acabar en prisión, porque anticipaba que «el aparato del Estado no podría resistir a la tentación», aunque algunos le decían que eso no podría ocurrir en pleno siglo XXI.