El rey Felipe VI, la reina Letizia, el presidente del gobierno Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez en el Palacio Real de Madrid. | Ángel Díaz

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Alrededor de un millar de personas han asistido este sábado a la recepción que han ofrecido los Reyes en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional y que, en esta ocasión, se ha celebrado en un clima preelectoral y marcado por la filtración de informaciones sobre la sentencia del Tribunal Supremo en el juicio a los impulsores de la secesión de Cataluña.

Todas las miradas estaban puestas en el presidente de la Sala de lo Penal del Supremo, Manuel Marchena, que ha ocupado su sitio en la fila para, como todos los invitados, saludar a los Reyes en el salón del trono del Palacio Real.

El Gobierno en pleno, los presidentes del Congreso y del Senado, todos los presidentes autonómicos salvo el catalán y el vasco, los presidentes del Tribunal Supremo y del Constitucional, la Fiscal General del Estado, la presidenta del Consejo de Estado el alcalde de Madrid y otras autoridades han pasado en fila por el salón.

Después, en los habituales 'corrillos' tras los largos saludos, nadie ha querido comentar la sentencia hasta que se publique oficialmente. Marchena ha advertido de que hasta el último momento puede haber discrepancias, Pedro Sánchez ha avanzado que comparecerá en Moncloa cuando ésta sea oficial y el presidente del PP, Pablo Casado, ha aventurado que tendrá un efecto balsámico. El de Ciudadanos, Albert Rivera, ha querido transmitir «ánimos» a Marchena.

El otro foco, cuando faltan menos de un mes para las elecciones, han sido las estrategias electorales. Sánchez, que el domingo presentará su plan de «desbloqueo», asume que las encuestas arrojan una ralentización para el PSOE pero insiste en que son un punto de partida y está convencido de que los ciudadanos «votarán desbloqueo» y habrá gobierno en diciembre.

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En cambio, Pablo Casado cree que al PSOE la campaña se le está haciendo larga, al contrario que al PP. El 'popular' va a seguir con su estrategia de hablar de los problemas reales de la gente y no de asuntos como la exhumación de Franco. Además, cree que si el PSOE piensa seguir en su estrategia de intentar dar miedo con Vox, debería ver que Vox ya no da miedo.

En esta ocasión no ha asistido ningún expresidente del Gobierno -siempre están invitados-, pero sí numerosos exministros. Han sido especialmente numerosos los 'populares' -Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor, María Dolores de Cospedal, Cristóbal Montoro, Íñigo Méndez de Vigo, Josep Piqué, Alfonso Alonso, Juan Ignacio Wert, Esperanza Aguirre, Isabel García Tejerina y el comisario europeo Miguel Arias Cañete-, pero también algunos socialistas -Elena Salgado, José Blanco, Miguel Ángel Moratinos, Ángel Gabilondo o Mariano Fernández Bermejo-.

En la recepción de este año se han estrenado los dirigentes de Vox, ahora que tienen representación en las instituciones, y ha podido verse a su presidente, Santiago Abascal; al portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros; la portavoz en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, y en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith. Como representantes de los empresarios, Antonio Garamendi (CEOE), José Luis Bonet (Cámara de España) y Josep Sánchez Llibre (Foment del Treball).

A la recepción están invitados galardonados con los premios Princesa (o Príncipe) de Asturias y Princesa de Girona, y entre ellos ha estado este sábado la bailarina Tamara Rojo, directora del English National Ballet. La soprano Ainhoa Arteta, que ha entonado 'La muerte no es el final' en el desfile militar, ha estado también en la recepción.

Como es habitual, ha estado presente el cuerpo diplomático entre ellos el nuevo embajador británico, Hugh Elliot; el estadounidense, Richard Duke Buchan y el de Venezuela, Mario Isea. El embajador de Ecuador, Cristóbal Roldán -cuyo país vive una crisis política y social en la última semana--, se ha acercado a saludar al presidente del Gobierno durante la recepción, y también lo ha hecho el delegado palestino, Musah Amer Odeh.