Así lo han expresado la ministra española para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, y su homóloga chilena, Carolina Schmidt, quienes han compartido un desayuno informativo organizado por el Fórum Europa para avanzar en los preparativos y expectativas de la cumbre climática que arranca el próximo lunes.
España se ofreció a acoger la cumbre tras la renuncia de Chile a causa de la grave crisis interna que vive el país, cuyo presidente, Sebastián Piñera, no acudirá finalmente a la cita en Madrid, ha confirmado hoy la ministra chilena, quien ha subrayado que en estos momentos tiene que dar prioridad a la agenda doméstica.
La cita de Madrid, que mantendrá la presidencia chilena, ha cobrado especial relevancia, y así lo han corroborado las dos ministras, ante la inminente entrada en vigor del Acuerdo de París y de un año, el 2020, en el que los países deben presentar compromisos más ambiciosos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
La conferencia llega además tras el reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de iniciar el proceso para abandonar el pacto mundial contra el clima, y tras la publicación de nuevos informes de la ONU que advierten de los efectos catastróficos del cambio climático.
La ministra española ha subrayado la necesidad de dar un nuevo impulso a la acción multilateral frente a los «localismos» que amenazan la negociación climática internacional.
«El multilateralismo puede imponerse a las dificultades; España quiere ser el brazo instrumental con una agenda clave y en un momento clave» para acelerar la ambición climática y dar respuesta a los informes científicos que alertan de los «graves impactos» del cambio climático, ha dicho Ribera.
La ministra ha subrayado la «voluntad firme» del Gobierno español de no dejar caer esta cita en un momento «de grandes desafíos medioambientales», además del compromiso de España con la comunidad latinoamericana y ha agradecido la confianza del país andino y de la ONU al atender la oferta española.
Su homóloga chilena ha agradecido la rápida disposición y generosidad de España para acoger la cumbre, y ha aseverado que es un gesto que «ennoblece» al Gobierno español
Carolina Schmidt ha coincidido en la importancia de trabajar juntos para implementar el Acuerdo de París, que exige metas más ambiciosas a partir de 2020.
«La agenda climática está más vigente que nunca», ha señalado la ministra chilena, quien ha urgido a poner el foco en las personas, en una transición económica y social que sea justa, y que incluya a los gobiernos locales, regionales y al sector privado.
La crisis social y la crisis ambiental «son caras de una misma moneda», ha asegurado la ministra chilena, quien ha repasado durante su intervención algunas cifras que a su juicio avalan el «modelo de éxito» económico y social de su país, pero ha reconocido y lamentado que éste no ha llegado por igual a todos los chilenos.
Carolina Schmidt se ha referido al «despertar» de la sociedad chilena, pero también a los graves disturbios callejeros, ha insistido en que «no habrá impunidad» para quienes hayan cometido actos violentos y ha recordado que el Gobierno se ha comprometido a elaborar una nueva Constitución.
Su comparecencia en un céntrico hotel de Madrid ha coincidido con la protesta de un pequeño grupo de manifestantes que portaban una pancarta en la que se leía «España acoge a un Gobierno asesino» y coreaban gritos como «mientras Carolina desayuna, su Gobierno asesina».
La ministra Teresa Ribera ha destacado que la cumbre debe servir para avanzar hacia una mayor ambición climática y también hacia una mayor «justicia social», y responder así a las cada vez más contundentes reivindicaciones de la sociedad, especialmente de los jóvenes. «Los jóvenes marcan el ritmo de una nueva agenda, y no podemos fallar», ha aseverado.
Ribera ha actualizado algunas de las grandes cifras que acompañan a la cumbre, y ha citado por ejemplo que el coste estimado de la organización rondará los 50 millones de euros, frente a una previsión inicial de unos 60, y el retorno estimado se aproximará a los 200 millones.
La cumbre ocupará, ha explicado la ministra, unos 100.000 metros cuadrados de la Institución Ferial de Madrid (IFEMA), que se distribuirá en dos grandes áreas: la «Azul» tutelada por la ONU y más institucional, y la «Verde» donde tendrá un mayor protagonismo la sociedad.
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