La mayor diferencia de precio se produjo en las patatas, que costaron en las tiendas 7,35 veces más que el precio pagado a los agricultores en el campo. | Juanjo Roig

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Los productos agrícolas multiplicaron su precio en enero por más de cuatro desde la cotización en el campo hasta el precio de venta al público en las tiendas, mientras que los derivados de la ganadería (carne, huevos, leche) triplicaron su precio.

De este modo, el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) de productos agrarios y ganaderos publicado por COAG se situó en 4,15.

La mayor diferencia se produjo en las patatas, que costaron en las tiendas 7,35 veces más que el precio pagado a los agricultores en el campo, al cotizar a 0,17 euros por kilo en origen y venderse en destino a una media de 1,25 euros.

Igualmente, las cebollas multiplicaron su precio por más de siete, al comercializarse a una media de 1,44 en los lineales, frente a 0,20 euros en origen, es decir, la cuantía que recibe el productor.

Asimismo, los ajos, el repollo, las mandarinas y las naranjas multiplicaron por más de seis su cotización del campo a la mesa de los consumidores. En concreto, los ajos marcaron un precio en origen de 0,82 euros por kilo, frente a los 5,36 euros en destino, mientras que el repollo se pagó a 0,19 euros por kilo al agricultor, frente a los 1,25 euros que desembolso el consumidor.

Las mandarinas, por su parte, fijaron un precio en origen de 0,32 euros por kilo en el primer mes del año, frente a los 1,95 euros en destino, y las naranjas pasaron de una cotización de 0,25 euros por kilo en el campo a 1,60 euros en la mesa.

En el caso de los productos ganaderos, la ternera cuadruplicó su precio, mientras que el conejo, el cerdo, el pollo y el cordero lo triplicaron y la leche y los huevos lo multiplicaron por dos.

De hecho, una de las demandas de los agricultores y ganaderos, que se están movilizando estos días en diversas comunidades autónomas, es reequilibrar la cadena agroalimentaria con el fin de evitar los abusos que sufren, para lo que reclaman un precio «justo» por Ley que permita, «al menos», cubrir los costes de producción.