La conclusión coincide con las recientes recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que solo se administre rutinariamente la vacuna antitetánica y antidiftérica a los adultos si no han recibido una serie completa de inyecciones en la infancia.
Los investigadores de este trabajo no encontraron diferencias significativas en los índices de enfermedad entre los países que exigen que los adultos reciban las vacunas de refuerzo contra el tétanos y la difteria y los que no las reciben. «Todo el mundo debería recibir su serie de vacunas contra el tétanos y la difteria cuando son niños. Pero una vez que lo hayan hecho, nuestros datos indican que están protegidos de por vida», explica el líder del estudoi, Mark Slifka, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon (Estados Unidos).
Este estudio continúa la investigación que estos mismos científicos publicaron en 2016, que concluyó que la vacuna produjo al menos 30 años de inmunidad para los 546 adultos de ese estudio. Como resultado, los investigadores recomendaron en ese momento vacunar a los adultos contra estas enfermedades solo cada 30 años.
«En base a nuestros nuevos datos, resulta que probablemente fuimos demasiado conservadores en 2016. Aunque parecía que la inmunidad podía mantenerse durante décadas, no teníamos pruebas directas en aquel entonces de que esto se tradujera en una verdadera protección contra las enfermedades en el mundo real. Sin embargo, nuestros nuevos datos proporcionan la última pieza del rompecabezas. Ahora tenemos pruebas que demuestran que la serie de vacunas infantiles puede proporcionar una protección de por vida contra el tétanos y la difteria», comenta Slifka.
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