El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dispone a tomar la palabra en el pleno del Congreso celebrado este jueves para aprobar una nueva prórroga del estado de alarma. | Mariscal

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Pedro Sánchez ha citado para la semana que viene a los partidos políticos para comenzar a hablar de los nuevos Pactos de la Moncloa que quiere impulsar y lo ha hecho en un debate en el Congreso que ha dejado clara la profunda división política que hay por la crisis del coronavirus y su gestión.

El pleno de la Cámara Baja ha debatido la segunda prórroga del decreto del estado de alarma, que en cualquier caso se va a volver a ampliar más allá del 25 de abril, según ha confirmado el propio Sánchez.

Mantener el estado de alarma sigue siendo «esencial», ha advertido Sánchez, quien ha insistido en pedir la lealtad de la oposición, porque «no se puede vencer la pandemia si no hay una unidad en torno al Gobierno».

Una unidad que cree imprescindible también en Europa. Ha advertido de que el proyecto europeo está «en peligro» si la UE no aplica la solidaridad «sin fisuras» ante esta crisis, con emisión de eurobonos ahora y más adelante con un nuevo Plan Marshall.

Y ha reclamado a los demás partidos, con especial énfasis al PP, que ejerzan su «influencia» ante sus correligionarios europeos para hacer ver que esta crisis no distingue entre norte y sur o izquierda y derecha y debe abordarse de forma global.

«Solo el que no cree en la política como instrumento para el acuerdo renuncia al acuerdo antes de intentarlo», ha advertido Sánchez al pedir a los partidos que acudan a su cita para buscar un gran acuerdo nacional, en el que quiere que estén también los agentes sociales y las comunidades autónomas.

Pero su apuesta ha recibido muchas reticencias y poca disposición por parte de los líderes políticos.

«Difícilmente puede aspirar a reescribir la Transición quien no negocia un decreto», ha dicho el líder del PP, Pablo Casado, quien también ha acusado a Sánchez de dar un «portazo» a cualquier acuerdo al permitir los «insultos» y las «difamaciones» de los socialistas contra su partido.

Casado cree, además, que con este pacto Sánchez sólo pretende «tapar su fracaso» y diluir responsabilidades en la gestión de la crisis.

Ni él ni el líder de Vox, Santiago Abascal, han confirmado si acudirán a la cita. Abascal ha reprochado a Sánchez que busque unos pactos de reconstrucción cuando antes hay que evitar más «destrucción» y de nuevo ha pedido la dimisión del presidente y de Pablo Iglesias, por encabezar el Gobierno que ha hecho «la peor gestión del mundo en esta tragedia».

Los mayores cruces de reproches los ha tenido Sánchez tanto con Casado como Abascal, en este debate en el que el presidente ha criticado las «palpables falsedades» que en su opinión está difundiendo continuamente la derecha durante esta crisis.

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Desde ERC, su portavoz, Gabriel Rufián, ha advertido al presidente del Gobierno de que no habrá nuevos Pactos de la Moncloa si no hay «un pacto previo en Bruselas» y si no hay «pactos en Ajuria Enea en Euskadi o en el Palau de la Generalitat de Cataluña».

Más proclive a pactar se ha mostrado Ciudadanos. Su portavoz adjunto, Edmundo Bal, ha pedido a Sánchez que «coja la mano» de Cs, porque es «una mano leal», pero le ha advertido de que esto no supone «un cheque en blanco» si no cumple los compromisos adquiridos.

El PNV ha expresado su apoyo a la prórroga de la alarma, pero su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, ha reclamado a Sánchez más diálogo a la hora de tomar decisiones y aprobar medidas.

Una exigencia a la que el presidente ha replicado advirtiendo de que esta crisis lleva a tomar decisiones «no en horas, en minutos», pero ha insistido en que el Gobierno trata de consensuar sus actuaciones, como está demostrando en su continuo diálogo con las comunidades.

Una vez más ha defendido Sánchez la gestión del Ejecutivo y ha recalcado que España es el primer país de todo Occidente que tomó medidas de confinamiento y está entre los primeros en número de pruebas por habitante, con 20.000 al día de promedio.

El presidente del Gobierno también ha prometido que los pasos hacia la normalidad se harán de forma escalonada y «muy cautelosa». «Lo último que debemos permitir, señorías, es un desliz porque supondría, más que un retroceso, una recaída», ha dicho.
Muy escépticos se han mostrado los partidos minoritarios sobre la apuesta por un gran pacto.

La portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, ha afeado a Sánchez y a Casado por igual que no sean capaces de ponerse de acuerdo «por el bien de España» ni siquiera en este momento, y Joan Baldoví, de Compromís, ha arremetido contra la «miserable» oposición que están ejerciendo PP y Vox en un momento como éste.

Los portavoces de Más País, BNG y la CUP han insistido en que se mantenga paralizada la actividad económica no esencial, porque creen que de lo contrario puede producirse un rebrote.

Pedro Sánchez ha insistido durante todo el debate, hasta su última intervención, en pedir unidad y lealtad para salir adelante.

Y en este debate en el que ha vuelto a recordar la movilización de 200.000 millones de euros para atajar la crisis económica que conlleva la pandemia e insistir en la apuesta del Gobierno por lo público y por no dejar a nadie atrás, Sánchez ha admitido que todas las previsiones sobre reducción del déficit que tenía el Gobierno han «saltado por los aires».

Porque el horizonte tras la pandemia, ha reconocido, es «negro» y serán necesarios «todos los resortes disponibles».