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Cuando llega el verano y el calor, mucha gente pone rumbo a zonas costeras para pasar sus periodos vacacionales, para lo que buscan playas y calas de arena, los tipos de playa más demandados por los viajeros.

Una vez en la playa, se pasa un mayor tiempo sobre la arena que en el propio agua, por lo que la Organización Mundial de la Salud ha elaborado un documento que trata sobre la calidad de la arena de las playas, donde se indica la presencia de «bacterias, hongos, parásitos y virus».

Aunque los estudios epidemiológicos a los que se refiere el documento no han demostrado la transmisión de enfermedades a través de la arena de la playa, la OMS apunta a que la arena de la playa podría actuar como reservorios o vectores de infección.

Entre los microorganismos más comunes que se pueden encontrar en la arena de la playa están aquellos que afectan a nivel estomacal. Estos pueden ser Escherichia coli, el Enterococcus, la Salmonella y el Campylobacter. Todos estos microorganismos pueden causar vómitos, diarreas y otros problemas estomacales.

En cuanto a los hongos, también se pueden encontrar en la arena de la playa. Por ejemplo, Trichophyton mentagrophytes, Trichophyton rubrum y Microsporum nanum. Todos ellos, están relacionados con problemas o infecciones en la piel.

Por último, en referencia a los virus y los parásitos presentes en la arena de la playa hay muy poca información. De hecho, los estudios a los que hace referencia el documento de la OMS no encontraron un número significativo de parásitos o virus en la arena y la presencia de estos dependían de la estación.

A pesar de los estudios que demuestran la presencia de estos microorganismos en la arena de las playas, la posibilidad de infectarse por alguno de ellos es la prácticamente la misma que en otros lugares. Sin embargo y sobre todo de cara a las personas que van con los niños a la playa, es importante evitar que estos se lleven la arena a la boca y llevar a cabo una higiene adecuada tras un día de playa.