El cerclaje se realizó empleando el robot Da Vinci antes de que la mujer se quedara embarazada para garantizar una «adecuada gestación», dado que esta técnica se lleva a cabo en caso de incompetencia cervical uterina.
Entre un 5 y un 10% de las mujeres embarazadas pueden sufrir incompetencia cervical uterina: el bebé se va gestando y, en el segundo trimestre --cuando el feto pesa más--, el útero se abre porque el cuello uterino se dilata y debilita «en exceso», provocando un parto inmaduro y la pérdida del bebé.
Cuando se diagnostica y la mujer se quiere quedar embarazada, se realiza un cerclaje vaginal --suturar por vía vaginal el cuello uterino--, pero hay pacientes que tienen un cuello del útero «tan débil» que la sutura no sirve y hay que hacer un cerclaje abdominal.
La dificultad de un cerclaje de este tipo es «mucho más alta» que la de uno por vía vaginal porque la incisión no se hace en el cuello del útero sino en una zona superior y hay un riesgo más elevado de lesionar algún órgano vecino.
CERCLAJE ABDOMINAL
Los cerclajes abdominales empezaron a hacerse hace dos décadas por cirugía abierta, después se implementó la laparoscopia y ahora, según el jefe del Servicio de Ginecología del hospital, Antonio Gil-Moreno, en Vall d'Hebron han querido «dar un paso adelante» y realizarlo por vía robótica.
«Esta es una técnica mínimamente invasiva, que ofrece más precisión y evita complicaciones», ha destacado Gil-Moreno; y de hecho en el hospital ya han practicado cinco intervenciones de este tipo, de las cuales dos pacientes se han quedado embarazadas y una de ellas ya ha dado a luz sin complicaciones.
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