«Pese a que los hospitales han ido recuperando progresivamente el volumen de cirugías programadas respecto a los mismos meses de 2019, el impacto sufrido durante la primera ola de la COVID-19, con caídas entre el 40% y el 80% de cirugías programadas respecto al mes equivalente de 2019, ha terminado lastrando la cifra global anual», señalan.
Dicha afectación en el volumen de cirugías programadas se produce independientemente del impacto que la COVID-19 ha tenido en los distintos hospitales. La caída en el volumen de actividad quirúrgica programada es independiente del porcentaje de admisiones que supone la COVID sobre el total de admisiones urgentes del hospital en 2020.
«Después del control de la pandemia el mayor reto para el sistema sanitario es la gestión de los retrasos en diagnósticos y cirugías programadas. Por eso, avanzar en la digitalización del sistema es fundamental para afrontar este importante reto de forma eficiente», señala José Luís Fernández, Senior VP y Director General de IQVIA en EMEA.
Según el análisis realizado por IQVIA en base a más de un millón de habitantes seguidos a lo largo del tiempo, el número de nuevos diagnósticos ha caído un 25% en términos generales a lo largo de 2020 en comparación con los nuevos pacientes que fueron diagnosticados en 2019.
A diferencia de la actividad quirúrgica programada, donde la mayor parte de intervenciones son electivas con bajo riesgo vital, existen en este caso ejemplos de particular relevancia clínica como el caso de la oncología, con una caída de nuevos diagnósticos del 13%, enfermedades del sistema nervioso (-26%) o patología respiratoria, la más afectada, con caídas promedio del 45%.
«Los pacientes que no han sido diagnosticados y tratados al ritmo que deberían en el 2020 entrarán en el sistema con una salud mucho más deteriorada y, en algunas ocasiones, en estadios más avanzados que lo que veíamos hasta ahora», afirma en su análisis.
En palabras de Carles Illa, director de IQVIA Healthcare, «la pandemia ha traído lo peor y a la vez ha sacado lo mejor de nuestro sistema de salud. Al margen de lo preocupante de estas cifras, la situación supone una oportunidad única para dar un salto cualitativo en dos áreas históricamente mejorables: la optimización del rendimiento quirúrgico y el uso de modelos predictivos para ayudar a encontrar cuanto antes posibles pacientes no diagnosticados».
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