Un año ha transcurrido desde que Juan Carlos I decidió abandonar de manera temporal España por el revuelo causado por las noticias sobre sus presuntos negocios irregulares en el extranjero y, aunque no hay indicios de cuándo podría regresar, su deseo es hacerlo en cuanto se den las circunstancias.
«Tiene unas ganas locas de volver», apuntan a EFE fuentes de su entorno para destacar su anhelo de poner fin a su estancia en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos).
Fue el 3 de agosto del pasado año cuando emprendió en secreto el viaje desde Vigo (Pontevedra) a bordo de un avión privado tras pasar la jornada previa en Sanxenxo con su íntimo amigo Pedro Campos y su esposa.
Horas después, la Casa Real hacía pública la carta enviada a Felipe VI en la que le comunicaba su «meditada decisión» de trasladarse «en estos momentos fuera de España» ante la repercusión publica de «ciertos acontecimientos pasados» de su vida privada.
A las dos semanas, el Palacio de la Zarzuela revelaba su paradero en el país árabe, a 5.600 kilómetros de Madrid.
Según las fuentes, el rey emérito, de 83 años, se encuentra «tranquilo» y esperanzado en poder retornar al país en el que reinó durante 39 años.
No obstante, es consciente de la dificultad de que sea antes de que la Fiscalía del Tribunal Supremo culmine las tres investigaciones que mantiene abiertas para esclarecer si pudo cometer algún delito una vez que dejó de ser inviolable al abdicar en su hijo en junio de 2014.
La principal indagación, en curso desde junio de 2020, se centra en el cobro de 65 millones de euros por presuntas comisiones por las obras de AVE de La Meca, a la que se une otra sobre donaciones no declaradas y una tercera de posibles fondos en paraísos fiscales.
Hacienda incoó además una inspección sobre las dos regularizaciones fiscales cumplimentadas por don Juan Carlos, en especial por la de 4,3 millones de euros, saldada con donaciones de empresarios amigos suyos.
El Gobierno ha reiterado en los últimos meses que puede volver cuando quiera a España al no tener ninguna causa abierta, si bien el rey emérito asume que es necesario contar con el beneplácito de Felipe VI.
A su llegada a Abu Dabi, se alojó en un hotel de lujo y meses después, se trasladó a una villa de la isla de Nurai, dotada con todas las comodidades, para preservar aún más su intimidad.
Allí está acompañado por tres ayudantes, cuyos gastos costea Patrimonio Nacional a petición de la Casa del Rey por su condición de exjefe de Estado.
Don Juan Carlos hace ejercicio físico diario, lo que, según su entorno, le ha permitido bajar de peso, para no ver empeorada su ya maltrecha movilidad, y mantenerse saludable.
«De ánimo y de agilidad mental está como siempre o mejor», añaden las fuentes.
También está vacunado contra la covid desde febrero y ha pasado varias revisiones médicas después de que fuera operado del corazón en agosto de 2019.
Además de estar al tanto de la actualidad política y de comunicarse por teléfono con sus amigos, uno de sus pasatiempos es seguir el desarrollo de las regatas del barco en el que ha navegado en los últimos años, el «Bribón 500», que capitanea Campos.
En el año que lleva en Abu Dabi, le han visitado varias veces sus hijas, las infantas Elena y Cristina, que aprovecharon para recibir la vacuna, lo que suscitó críticas en España, y también algunos allegados, como el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán.
La última vez que se vio al rey emérito fue el 15 de febrero, cuando se publicaron dos fotografías, una con el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed al Nahyan, y otra con una familia emiratí, con las que se trataron de neutralizar los rumores sobre su mal estado físico.
Con las investigaciones de la Fiscalía en marcha, la Casa Real ha guardado silencio estos meses sobre el rey emérito y las circunstancias en las que reside en Abu Dabi.
Tampoco Felipe VI ha hablado de su marcha, después de que renunciara a su herencia y le retirara la asignación del Estado -en 2020 dejó de ingresar 161.034 euros-.
Sólo en su discurso de Navidad lanzó un mensaje indirecto en el que defendió que «los principios éticos obligan a todos sin excepciones y están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares».
En el 40 aniversario de la intentona golpista del 23F, citó a don Juan Carlos para elogiar que su «firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia».
Desde que trascendieron las informaciones sobre sus presuntos negocios opacos, Unidas Podemos y otros partidos de izquierda han registrado más de media docena de peticiones para que se investigue al padre de Felipe VI en el Congreso, todas rechazadas por PSOE, PP y Vox.
El último frente que se le ha abierto a don Juan Carlos es la demanda presentada por la que fue su amiga íntima, la empresaria Corinna Larsen, ante el Tribunal Superior británico en la que le acusa, junto al CNI, de acosarla desde 2012, cuando su relación empezó a deteriorarse.
5 comentarios
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Lladre
Nos ha jodido mayo, si yo estuviera ahora en Qatar también tendría unas ganas locas de volver. La historia de este hombre es un despropósito porque se le dejó hacer. Ahora todo el mundo se lleva las manos a la cabeza por lo que ya sabía y esforzaba en ignorar, y gran culpa es de la prensa de este país que calló para luego machacar con una falta completa de criterio.