Según el vicepresidente de SEEDO y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari Arnau de Villanova (Lleida), Albert Lecube, los datos evidencian un aumento en los últimos meses. «La implantación del teletrabajo, más horas sentados delante del ordenador y cerca de la cocina, el estrés, las limitaciones para acudir a los centros deportivos por las restricciones COVID y el miedo a salir a la calle en las personas de mayor edad han contribuido, sin duda, a que en la actualidad más de la mitad de nuestra población deba preocuparse por las consecuencias negativas para su salud que ocasiona el exceso de peso», ha explicado. En cuanto al índice de masa corporal (IMC) medio de la población, la encuesta se sitúa en 25,97, con mujeres y personas más jóvenes con un IMC más bajo, además, las mujeres también reflejan tasas más elevadas de bajo peso. En relación con la percepción subjetiva de exceso de peso o con el deseo de estar más delgado, un 70,9 por ciento de los encuestados les gustaría estar más delgados.
Falta de ejercicio, buena alimentación y gestión emocional
Al respecto, son las mujeres las que declaran en mayor medida haber intentado perder peso en algún momento de su vida (un 78,2 vs 67,2 de los hombres). «Existe un claro interés por intentar adelgazar, ya que un 80,6 por ciento de las personas con sobrepeso y un 91,4 por ciento de las personas con obesidad declaran haber intentando adelgazar alguna vez», ha destacado la secretario de SEEDO y adjunta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Sofía (Madrid), Sharona Azriel. La encuesta, según la presidenta de la SEEDO, Mar Malagón, pone de manifiesto que el sobrepeso y la obesidad se asocian a una menor actividad física y menor ejercicio físico en relación a lo que se observa en la población general. Las tres principales causas que aducen los encuestados sobre el exceso de peso están relacionadas con hábitos de ejercicio, en primer lugar, de alimentación, en segundo lugar, y de gestión emocional o personal (psicología).
Ejercicio físico, una de las claves
En este sentido, el 42,6 por ciento de los consultados reconoce que no realiza ningún tipo de ejercicio físico o le dedica menos de 1 hora a la semana (incluyéndose todas las actividades, como andar a paso ligero, correr, trotar, montar en bicicleta, hacer gimnasia, o cualquier otra modalidad o actividad deportiva). Así pues, el sedentarismo se ha implantado en el 47,2 por ciento que indican que se pasan entre 1-5 horas al día sentados, tumbados o inactivos (sin contar las horas de sueño), siendo un 31 por ciento y un 16 por ciento los que afirman pasar entre 5-8 horas al día o más de ocho horas, respectivamente, en actitud sedentaria.
Por el contrario, un 44,8 por ciento de los encuestados practica algún deporte. Caminar y las actividades de gimnasio son las formas más populares de hacer deporte, aunque estar delante de una pantalla parece ser la actividad más común (especialmente entre los sedentarios); de toda la muestra analizada, un 41,6 por ciento dedican 2-5 horas al día a este hábito y un 28,1 por ciento superan las cinco horas diarias. Un 22,7 por ciento de los encuestados confirman que realizan diariamente, por término medio, más de 7.000 pasos; y son únicamente un 11% los que aseguran subir, al menos, 5 pisos o tramos de escalera diarios.
Motivos para la esperanza
Sin embargo, los expertos de la SEEDO han recalcado que se advierte un interés por aumentar el tiempo que se dedica al ejercicio físico y se plantea, por lo tanto, el reto de mejorar aspectos motivacionales y hacer esta tarea más atractiva, amena y factible. De la población sedentaria, el 80,7 por ciento reconoce que le podría dedicar al menos 15 minutos al día, cuatro o cinco días a la semana; y prácticamente todos los jóvenes encuestados (un 94,9%), aseguran que podrían dedicar más de una hora semanal al ejercicio, siendo el grupo poblacional más dispuesto a ello. «El principal motivo que se argumenta es que no les gusta hacer ejercicio y, entre los más jóvenes, la principal razón para no hacer ejercicio es el alto precio de los centros deportivos. La solución parece relativamente sencilla: hagamos este hábito más atractivo y barato. Debemos buscar actividades más motivantes, y adaptadas a las diferentes edades y condiciones de peso, así como trabajar sobre las falsas creencias alrededor del ejercicio físico», ha comentado Azriel.
La obesidad, un estigma social
Asimismo, la encuesta ha evidenciado el estigma social de la obesidad que sigue acompañando a las personas que viven con esta enfermedad. Prácticamente la mitad de las personas que creen que tienen exceso de peso (un 43,9%) se han sentido acomplejadas por ello, siendo mayor esta sensación entre las mujeres (un 54,5%) y el 14,1% de los encuestados se han sentido rechazadas por su peso en alguna ocasión.
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No me extraña. Ya vamos de camino de parecernos a los EEUU. Está lleno de franquicias y restaurantes de comida basura por todo.