El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, acompañado por la consellera de Presidència, Laura Vilagrà, durante la sesión de control al gobierno catalán. | Efe

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha tendido este miércoles la mano a sus socios de JxCat, para intentar acercar posiciones y evitar su salida del Govern, y se ha mostrado «convencido de que hay margen para llegar a acuerdos», especialmente en la reclamación de «coordinarse» en Madrid.

En la sesión de control al presidente catalán en el pleno del Parlament, a 24 horas de que comience la consulta a la militancia de JxCat para decidir si continúa o no en el Govern, Aragonès ha lanzado un mensaje conciliador hacia sus socios. «Quiero que este Govern continúe», ha remarcado Aragonès en respuesta a la intervención del líder de JxCat en el Parlament, Albert Batet, a quien ha advertido de que «Cataluña necesita un gobierno estable» y «dedicado al cien por cien al servicio de la ciudadanía», sin las «dudas» de los partidos que lo conforman y con la «máxima lealtad institucional».

En esta ocasión, y dada la incertidumbre sobre el futuro de la coalición -este podría ser el último pleno del Parlament en el que ERC y JxCat comparten gobierno-, Batet ha evitado formular una pregunta directa a Aragonès y se ha limitado a repetir las tres condiciones de su partido para firmar la paz. Tres condiciones que fueron trasladadas el pasado viernes en un documento de máximos que Aragonès rechazó, pero que dos días después fueron rebajadas en una última propuesta negociadora que hoy Batet ha reiterado.

Los tres compromisos de mínimos que exige JxCat son: articular en las próximas semanas la «dirección estratégica del independentismo», una delegación catalana en la mesa de diálogo con miembros de Govern y diputados en el Parlament y, además, «mecanismos de coordinación» en Madrid «para consensuar y defender la acción del Govern». Batet ha apelado a la «responsabilidad y generosidad» de ERC y JxCat «como servidores públicos», siempre «pensando en Cataluña y los catalanes». En la réplica, Aragonès ha dado a entender que aún es posible recomponer las relaciones entre los dos socios del Govern a partir de lo que plantea JxCat: «Estoy convencido de que hay margen para llegar a acuerdos en los tres ámbitos que ha puesto sobre la mesa».

Por ejemplo, se ha mostrado dispuesto a aceptar la «coordinación y defensa de las propuestas consensuadas por el Govern en las Cortes»: «En estos términos, ya puede contar con ello», ha añadido. Eso sí, ha pedido garantías de que los acuerdos a los que se pueda llegar con JxCat no sean puestos en cuestión «al cabo de quince días», en velada alusión a las discrepancias estratégicas en el seno de Junts. Por su parte, en su turno de intervención, el líder parlamentario de ERC, Josep Maria Jové, ha hecho un llamamiento a la «generosidad» y la «mirada larga» para lograr un Govern «fuerte» y al servicio de la ciudadanía en un momento de alta complejidad económica y social.

Pero también ha aprovechado para lanzar un mensaje de reproche a la consellera d'Acció Exterior, Victòria Alsina, quien minutos antes había asegurado que la resolución aprobada por el Parlament en la que se denunciaban las «prácticas equivalentes al apartheid» ejercidas contra los palestinos está «fuera de lugar». Alsina se vio envuelta en una polémica a finales del mes de septiembre al restar importancia en un viaje a Israel a esta resolución aprobada por el Parlament, lo que generó la respuesta airada de la CUP, exigiéndole una rectificación, y también críticas desde el PSC y En Comú Podem. «En el Parlament se debe poder hablar de todo, se ha de respetar y no hay nada fuera de lugar», ha afirmado Jové, sin citar a Alsina, pero parafraseando sus palabras minutos antes en el hemiciclo.