En varios momentos de su discurso, Aragonès ha dejado claro que no comparte la decisión de JxCat de «abandonar las responsabilidades de gobierno» con el trabajo «a medio hacer», porque «las evaluaciones se hacen a final de la legislatura, no a un año y pico» de haber empezado«, y porque a su juicio »se es más útil a la ciudadanía desde el Govern que desde la oposición«. Tras agradecer la labor de los siete exconsellers de JxCat, ha lamentado que sus exsocios hayan optado por una »oposición cómoda«, con un »viaje relámpago de Govern a oposición« que es »difícil de explicar«. Aragonès ha instado a JxCat a ejercer una »oposición constructiva« y a »preservar la legitimidad de las instituciones democráticas de Cataluña".
En velada alusión a unas declaraciones de Borràs en las que negaba la «legitimidad democrática» del nuevo Govern, sustentado ahora solo por los 33 diputados de ERC, ha advertido: «El peor favor que nos podemos hacer es contribuir a desprestigiar las instituciones». Por ello, ha emplazado a JxCat a «abandonar el inmovilismo», renunciar a «cualquier tentación de bloqueo y enroque» y construir «acuerdos y entendimientos» para avanzar «medida a medida, proyecto a proyecto», poniendo «por delante el interés de país» y dejando de lado el «interés de partido». Aragonès se ha mostrado convencido de que en el Parlament ahora mismo hay suficiente mayoría para impulsar medidas como el «escudo social» frente a la inflación, la transición ecológica, políticas feministas y la lucha para «acabar con la represión» y para hacer posible un referéndum de autodeterminación.
También está convencido de que hay mayoría para aprobar «un presupuesto que incorpora 3.000 millones de euros», por lo que ha pedido «voluntad política y coraje» para construir acuerdos. Aragonès ha hecho hincapié en que los próximos presupuestos no incorporan «ningún cambio sustancial que pueda justificar de forma coherente» un eventual rechazo de JxCat, por lo que espera que sus antiguos socios ofrezcan su apoyo, junto a la CUP y los comunes. Así, ha pedido a JxCat que clarifique si se puede contar con su «voluntad de acuerdo» y ha sugerido afrontar lo que queda de legislatura con «mentalidad abierta y mano tendida».
En cuanto a la resolución del «conflicto político con el Estado», ha vuelto a proponer un «acuerdo de claridad», la denominada vía canadiense, para «identificar de forma compartida por todos cómo y cuándo Cataluña puede volver a ejercer el derecho a decidir». Aunque es «muy consciente de que no será fácil» conseguirlo, ha recalcado que se trata de «un camino transitable y posible», que «se centra en la democracia» y por el que puede avanzar «con comodidad el conjunto de la sociedad catalana». Después de que el pasado 7 de octubre JxCat decidiera abandonar el Govern, Aragonès afronta este miércoles el primer pleno del Parlament sin el apoyo de sus antiguos socios, lo que deja en el aire votaciones como la de esta tarde del proyecto de ley del plan estadístico de Cataluña 2023-2028.
El apunte
JxCat le culpa de la ruptura
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