El barco de un amigo de Putin, amarrado en el Port de Palma, bajo custodia de las autoridades. | Julián Aguirre

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El Gobierno español ha inmovilizado hasta este momento 1.022 millones de euros en bienes como barcos o aviones propiedad de oligarcas rusos que fueron sancionados por la Unión Europea a raíz de la invasión de Ucrania por su vinculación con el presidente ruso, Vladímir Putin. El dato lo ha facilitado este jueves el director del Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Miguel Ángel Ballesteros, durante una conferencia sobre «La cultura de Seguridad Nacional», organizada por el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (Incipe).

Ballesteros ha explicado también que España es el quinto país de la Unión Europea que más desplazados ucranianos ha recibido -más de 165.000- y que «treinta y tantos mil jóvenes y niños están escolarizados en nuestro país», lo que, a su juicio, supone que «se está haciendo razonablemente bien».

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Este general de brigada ha señalado que un mes antes de la invasión rusa de Ucrania el Departamento de Seguridad Nacional, por indicación del presidente de Gobierno, activó una célula de coordinación que alimenta al Comité de Situación, que preside el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el cual se ha reunido en 21 ocasiones desde la invasión. Ese comité ha ido creando grupos de trabajo como el de ciberseguridad, para la acogida de los desplazados eventuales ucranianos a España, de seguimiento de sanciones, para la reconstrucción de Ucrania y para seguimiento del ahorro energético.

Ballesteros ha precisado que la seguridad nacional abarca 16 ámbitos, desde los conflictos regionales como es el de Ucrania al terrorismo clásico, las armas de destrucción, pero también la ciberseguridad, la seguridad marítima o la seguridad en el espacio, profundo y ultraterrestre. En la protección del espacio -ha dicho-, España es uno de los países punteros al diseñar un procedimiento para casos de alertas espaciales, por ejemplo, que se aprobó a final del año pasado y ya ha entrado en funcionamiento dos veces.

Una de ellas fue con motivo de la caída a la tierra de piezas de cohetes que China había mandado para equipar la estación espacial que está construyendo a aproximadamente 200 kilómetros de la corteza terrestre. Esos grandes cohetes del tamaño de un campo de fútbol volvieron a la Tierra y entraron en la atmósfera sin control. España puso en marcha una alerta y suspendió el tráfico aéreo de una serie de rutas para evitar la «remotísima posibilidad» de una colisión entre esas piezas y un avión que vuela a 10.000 kilómetros de altura, ha explicado.