Una campaña de perfil plano que cambió radicalmente cuando el candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, se negó a calificar a ETA como una banda terrorista, algo que fue criticado por las víctimas y el resto de partidos, especialmente el PP y el PSE-EE. No movilizar al adversario Los partidos comenzaron la campaña con más interés en no movilizar al electorado del adversario que al propio, especialmente entre los dos con posibilidades de ganar: PNV y EH Bildu.
A esta expectativa inédita de quién será el ganador de las elecciones, el PNV o EH Bildu, se ha unido al hecho de que pocos dudan que PNV y PSE-EE reeditarán sus acuerdos y volverán a gobernar juntos. Otra cosa es que no lograran la mayoría en el Parlamento y tuvieran que apoyarse en alguna otra formación para dar estabilidad a la legislatura. Tampoco parece probable un cambio en las alianzas porque nacionalistas y socialistas gobiernan en coalición en las principales instituciones, como diputaciones forales y ayuntamientos.
Y ante esta peculiar situación, según las encuestas, al comienzo de la campaña había entre un 20 % y un 30 % de indecisos, una cifra muy alta en comparación con anteriores citas. La única certeza después de estas dos semanas es que tras las elecciones de este domingo habrá un lehendakari nuevo. Los partidos, especialmente los dos principales en liza, se han afanado por dar a conocer a sus candidatos, casi desconocidos al principio, lo que incluso provocó alguna anécdota con confusiones en sus nombres. Como en otras ocasiones, eso sí, la primera parte de la campaña se ha centrado en las propuestas programáticas, en las cosas del comer, más que en cuestiones ideológicas, aunque muchas veces sin una mayor concreción.
Osakidetza, el foco de debate
Osakidetza ha sido la estrella de esta campaña. Desde el minuto uno los partidos han hablado de la sanidad pública, una cuestión que en las encuestas de 2011 era citada como uno de los principales problemas solo por el 3 % de los vascos y ahora lo es para el 35 %. Además de las habituales propuestas en materia de vivienda, medio ambiente, educación e industria, la seguridad ha saltado a la primera línea de la campaña en varias ocasiones, una cuestión de la que hasta ahora solo solía hablar el PP o Vox.
Fue EH Bildu la que propuso repensar el modelo de la Ertzaintza y del uso de armas por parte de la Policía vasca. Poco le costó al candidato del PNV, Imanol Pradales, ironizar con que si a los delincuentes había que darles un café y pastas. «Con la seguridad no se juega», dijo en varias ocasiones.
Los pactos
Antes de que comenzara la campaña, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habló en un encuentro con periodistas de que era partidario de reeditar la coalición con el PNV. Pradales dijo que no se fiaba porque el presidente y líder del PSOE suele «cambiar de opinión» y podría hacer una «pamplonada», en referencia al acuerdo que dejó a UPN sin la Alcaldía de Pamplona y se la dio a Joseba Asiron, de la coalición abertzale.
El candidato socialista, Eneko Andueza, ha dicho un día sí y otro también que no pactará con Bildu, un mensaje para movilizar a su electorado pero fuertemente criticado por el candidato del PP, Javier de Andrés, quien le ha recordado que la coalición es uno de los socios de Sánchez en Madrid. Unas críticas que se intensificaron tras las palabras de Otxandiano sobre ETA. Los acontecimientos ajenos a la campaña En medio de la apatía ciudadana generalizada, estos días ha habido dos acontecimientos importantes ajenos a esta campaña.
La muerte del lehendakari José Antonio Ardanza y el triunfo del Athletic Club en la Copa del Rey de fútbol, con el posterior acto multitudinario de la gabarra por la ría de Bilbao. También fue algo tristemente extraordinario el ataque que sufrió Pradales por parte de un hombre, sin vinculación política conocida, que le roció la cara con un espray pimienta. Los últimos días, como es habitual, las llamadas al voto útil han sido lo más relevante.
Mientras que desde EH Bildu se apelaba a la «ilusión» del cambio e incluso citaban a Sócrates para decir que había que centrar la energía no en luchar contra lo viejo sino en construir lo nuevo, desde el PNV se advertía a los posibles abstencionistas de que «quedarse en casa no va a salir gratis», que estaba en juego la calidad de vida en los próximos años.
Y es que el PNV tiene como objetivo recuperar los 48.000 votos que perdió hace cuatro años por el desgaste de la gestión, mientras que EH Bildu se ha centrado en seguir consolidando su tendencia ascendente de las anteriores citas electorales. El PP tratará de hacer valer sus escaños por si puede influir en el futuro Gobierno Vasco, especialmente si nacionalistas y socialistas no logran mayoría absoluta; Elkarrekin Podemos y Sumar tratarán de evitar la hecatombe electoral, fagocitados por la división en ese mundo y por el tirón de EH Bildu, y Vox intentará revalidar su escaño por Álava.
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Pello será el próximo Lehendakari con los votos del PSOE.