Captura de video de la comparecencia ante los medios del líder de la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta, Luis ‘Alvise’ Pérez. | Agencias

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La irrupción de Se Acabó la Fiesta, la agrupación de electores liderada por Luis 'Alvise' Pérez que ha cosechado más de 800.000 votos en las elecciones europeas, ha causado estupefacción en toda España. «¿Quién es este tipo y cómo hay tanta gente que le apoya?», se preguntan muchos, lo cual evidencia el alto grado de hermetismo al que han llegado las cámaras de eco. Muchos ciudadanos, más de los que se podía esperar, como se ha visto, se informan a partir de las mentiras y falsas verdades que Alvise difunde en sus canales desde la pandemia. Una actividad que le ha provocado problemas con la justicia.

«Si no estabas dentro de su red de influencia, en Telegram, difícilmente podías conocerle», comenta Marcos Reguera, investigador postdoctoral en la Universidad del País Vasco que ha estudiado el pensamiento político de Donald Trump y la Alt Right, la derecha alternativa que le aupó en 2016. Ahí se sentaron las bases para todo lo que ha venido, incluido Alvise Pérez.

Cuando la pasada semana el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) estimó entre uno y tres escaños para la plataforma del joven sevillano, su figura se mediatizó y llegó a todavía más gente, señala Reguera, y considera que recoge la antipolítica que monopolizó el Podemos tras el 15-M en términos progresistas. «Ahora, en cambio, está en manos de la extrema derecha; y es un fenómeno global», apunta.

La aventura política de Alvise empezó como voluntario de UPyD; luego, en Reino Unido, fue delegado internacional del Liberal Youth. Ya en España, en 2017, se afilió a Ciudadanos, y trabajó en el gabinete de prensa del partido junto a Toni Cantó. En 2019 empezaría su andadura en solitario.

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«Su pensamiento parte del liberalismo, pero con los años ha ido transformándolo hacia un libertarismo populista, que incorpora elementos del trumpismo, como la impugnación de los resultados electorales, lo cual entronca con la estrategia que usó Trump en 2020 y que desembocó en el asalto al Capitolio. Lo mismo hicieron Jair Bolsonaro y Javier Milei, que alimentaron la sospecha de un fraude hasta que ganaron, claro. Es la manera de corporizar la antipolítica», explica el investigador. El libertarismo apuesta por el minarquismo, es decir, un Estado mínimo que garantice la propiedad privada a través de la ley y la policía. Aparecieron en los años setenta como una radicalización del Partido Republicano, al ver que el presidente Richard Nixon aplicaba un programa político intervencionista similar al del Partido Demócrata. Trump asumió parte de estas ideas y las potenció durante su presidencia.

Reguera destaca que Alvise ha trabajado durante muchos años en comunicación política, por lo que está aplicando esos conocimientos y sigue la estela de Milei al ser histriónico. «Es fácil tacharlos de locos; en los medios trascienden las imágenes impactantes, pero si les escuchas en un contexto sosegado, ves que son gente inteligente. Hay que ver cuánto de todo esto es pose; lo más intrigante es si el personaje de Alvise se ha comido a Luis», dice el investigador.

También destaca el éxito electoral de Alvise alcanzado en comunidades en las que hay una elevada tasa de paro y abandono escolar prematuro, como Andalucía y Baleares, donde fue la cuarta fuerza más votada. «Se nutre, especialmente, de un perfil joven desencantado con la política, pero también que se siente víctima del feminismo y el discurso ecologista», afirma Reguera.

«Como hace Milei, identifica el sistema con los valores de la izquierda, lo que le facilita conseguir el apoyo de esos jóvenes más radicalizados», añade, y sigue: «Mi impresión es que una parte de sus votantes vienen de Vox, pero otra de la abstención. El politólogo Iago Moreno ha hablado de ‘crecimiento fragmentado’ en la extrema derecha, que es la antítesis de lo que está pasando en la izquierda».

Alvise comparte espacio con Vox, pero está enemistado con su dirección actual. «Él representa la parte más libertariana, que aboga por un Estado mínimo, y que cayó en desgracia frente a la nacionalcatólica, liderada por Jorge Buxadé», considera el investigador. «El PP puede usar esto a su favor porque Alvise puede desatar una guerra civil en la extrema derecha; la cosa es qué hará Vox. ¿Recuperar votos, aliarse o ir contra Alvise?».

El apunte

Los libertarianos no tienen nada que ver con los libertarios

El presidente del Parlament balear, Gabriel Le Senne, se definió, al llegar al cargo, como «libertario». Sin embargo, la tradición libertaria es la anarquista, que apuesta por alcanzar el socialismo a través de la supresión del estado y mediante la autogestión de los propios individuos asociándose entre sí. En España esto se vehiculó de forma masiva con el anarcosindicalismo de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Aunque defienden el individuo, son solidarios y no basan toda su filosofía política en el libre mercado, como los libertarianos, que es como Marcos Reguera califica a los que son como Le Senne y quieren apropiarse del término.