Protesta convocada a las puertas del Rectorado de Sevilla. | Efe - Raúl Caro

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Los aledaños del acceso principal al Rectorado de la Universidad de Sevilla por la calle San Fernando han sido este martes el escenario de una concentración protagonizada por unas pocas decenas de estudiantes y otras personas, en repulsa al desalojo policial instado por el rector de la institución, Miguel Ángel Castro, respecto a los alumnos encerrados en el Decanato de la Facultad de Filología, así como el desmantelamiento de la acampada instalada en el exterior del recinto; en demanda del cese absoluto y definitivo de relaciones con Israel por la ofensiva de su Ejército en la Franja de Gaza, donde las tropas israelíes han causado miles y miles de muertes en respuesta al ataque inicial del grupo terrorista Hamás con más de mil hebreos muertos en territorio israelí.

La concentración ha sido celebrada horas después de la actuación de la Policía Nacional, acometida a instancias del propio rector al filo de la madrugada de este pasado lunes, después de que los universitarios promotores de la citada acampada en los jardines exteriores del edificio del Rectorado en demanda de mayor reproche institucional a las universidades de Israel por la ofensiva del Ejército de dicho país en la Franja de Gaza, con decenas de miles de muertos; ocupasen sorpresivamente las dependencias del Decanato de la Facultad de Filología, donde se encerraron bloqueando la puerta con mobiliario de la sala. Ello, tras haber protagonizado un incidente en la cafetería del recinto, internándose en la cocina frente a las demandas de la plantilla de que abandonasen tales dependencias al estar las mismas reservadas al personal del establecimiento.

Con esta nueva acción, el colectivo de estudiantes pretendía, según su comunicado posterior, aumentar su «presión» sobre el rector de la Hispalense, en demanda de una ruptura absoluta y no temporal de toda relación con las instituciones de Israel y de que Castro usase la palabra «genocidio» al aludir al asunto, entre otros aspectos. A la hora de solicitar a la Policía Nacional el desalojo tanto de la ocupación del Decanato de Filología como de la acampada, el rector ha defendido que estos estudiantes han incurrido en una «inaceptable actitud, incrementando su hostilidad y agresividad, creciendo la indignación de la comunidad universitaria y aumentando las dificultades para el desarrollo de las actividades académicas».

El rector ha calificado de «asalto» la ocupación del Decanato de Filología, asegurando que los estudiantes participantes de esta acción incluso han agredido a una «persona contratada» por la Universidad y que estaba trabajando en aquellos momentos; mientras los estudiantes niegan tal extremo y dicen de su lado haber sido víctimas de agresiones por parte de los vigilantes de seguridad movilizados ante la citada ocupación y los policías nacionales que acudieron después para identificarles. Ante esta «invasión de espacios reservados a servidores públicos y cargos académicos», dichas actuaciones de «hostilidad» y la ausencia de «voluntad alguna de diálogo» por parte de los activistas, según el rector, debía primar «la responsabilidad ineludible de mantener el desarrollo de las actividades académicas programadas, así como la defensa de los derechos de la plantilla y el patrimonio público».

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Por contra, los estudiantes, profesores y activistas concentrados este martes a las puertas del Rectorado, cerradas por orden del equipo rector, han clamado contra esta medida y han reclamado la dimisión de Castro. La profesora de Filología Teresa López Soto ha criticado duramente al rector asegurando que Castro «no sabe gestionar» la Universidad «y hace las cosas por la fuerza, por la vía de la violencia», tomando a la institución académica «como si fuese su empresa privada». Aclarando que ella no comparte algunos de los postulados de los activistas desalojados, esta profesora ha planteado «en qué cabeza cabe pegarle a un estudiante de 20 años» y ha censurado que el rector solicitase el desalojo y recurriese «a la medida de la violencia».

Así, ha defendido que los activistas estaban protagonizando una «acción no bélica» y que no habían causado desperfectos en las instalaciones universitarias, acusando al rector de «falta de cuidado académico, cultural y de progreso». «Está actuando como si fuese el dueño de El Corte Inglés, cuando el Rectorado no es su casa, sino una universidad pública que pertenece a los estudiantes y al profesorado», ha aseverado, considerando que Castro «se ha excedido».

Además, ha lamentado la orden de cerrar el Rectorado, incluyendo las facultades de Filología y Geografía e Historia, precisamente cuando los alumnos afrontan «exámenes y defensa de trabajos de fin de máster». «No dejan entrar a los estudiantes incluso cuando ya no hay acampada», ha criticado. Además, el profesor de la Hispalense Carlos Blanco ha leído un manifiesto en nombre del colectivo de PalestinUS de docentes y estudiantes solidarizados con la causa palestina, destacando la «valiente lucha de visibilización y concienciación» de los citados activistas ante el «genocidio» de las tropas de Israel en la Franja de Gaza.

En su manifiesto, Palestinus apoya las acciones desplegadas por los citados estudiantes «para incidir más en su presión» al rector, al que han acusado de «deriva autoritaria y antidemocrática» y de «permitir a la Policía que reprima violentamente» la ocupación del Decanato de Filología. «Es el máximo responsable de esta vergüenza, por haber traspasado las líneas rojas del autoritarismo y la represión», ha enfatizado este portavoz de PalestinUS antes de pedir la dimisión de Castro, cosechando el aplauso de los manifestantes, algunos de los cuales han tachado de «fascista» al rector.