Un abrevadero con polvo, en Son Reus, que los trabajadores dicen que es tóxico.

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Desde hace unos años, una montaña de polvo compacto crece a las puertas de la perrera municipal en Son Reus. Según la empresa de gestión de residuos Tirme, se trata de escoria tratada, un material no contaminante que almacenan por toneladas en el único sitio que tienen disponible.

Sin embargo, en los días de mucho viento, de la montaña de polvo compacto se desprenden partículas que quedan en suspensión. Los trabajadores lo han denunciado a Inspección de Trabajo porque al respirarlo «continuamente», asegura Tomás Cardeñosa, «hemos tenido que venir a trabajar con mascarillas», añade M. J. Campos quien tiene problemas de garganta que achaca a estas partículas.

En los días de viento la oficina se llena de polvo e incluso los animales se ven afectados. «No puede ser que beban de agua cubierta de residuos», señala Nieves Martín, colaboradora de varias asociaciones de animales.

El jefe del departamento de Relaciones Institucionales y Comunicación de Tirme, Joan Mateu, es consciente de las quejas y comprende el malestar, pero recuerda que «está autorizado por la comisión balear de medio ambiente y tiene muchas medidas correctoras que estamos cumpliendo», confirma.

Tirme explica que se trata de ecoáridos procedentes de residuos de obra, «los trituramos y separamos para hacer grava que substituye la natural y que cumple las especificaciones técnicas», explica Mateu. Parte de ésta se destinará a ser la subbase del desdoblamiento de la nueva carretera de Llucmajor a Campos.