Una mezcla de miedo y de ganas de arrancar de una vez. Michelle Caporale, propietario de La Bottega de Michele y otros dos restaurantes de la calle Fábrica, preparaba este viernes con sus empleados la reapertura en una de las zonas cero de las terrazas de Palma. Será uno de los empresarios que el lunes coloque las mesas pero señala que no serán la mayoría de los locales de la calle quienes lo hagan: «Mucha gente se lo piensa todavía, la mitad más o menos cerrará y alguno no volverá a abrir, pero nosotros lo vamos a intentar», señala.
En uno de los locales situados al inicio de la calle ya hay un cartel de se traspasa y, este viernespor la mañana, apenas había actividad para preparar la apertura en cuatro de los establecimientos. Normalmente, la Bottega tiene espacio en la calle para instalar 50 sillas para comensales en la terraza. Eso en tiempos normales. Ahora ese espacio se reducirá para unos 20 más o menos. La intención de Caporale es no entrar en la zona central de la calle ni buscar más espacio a pesar de que se pudiera habilitar alguna zona a mayores y hubiera un permiso.
En sus terrazas ya existían unas mamparas que separaban las mesas y ahora se volverán a montar para separar cada grupo de dos o cuatro comensales. En una de ellas, gel para desinfectar las manos. Los camareros atenderán siempre con mascarillas, lo mismo que el resto del personal. «La nuestra es una cocina muy abierta, de cara al público», dice.
Caporale pide que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tengan sentido común con la vigilancia y recuerda en algún momento se patrulló con moto o coche patrulla por la zona peatonal lo que, a su juicio, puede terminar por intimidar a la clientela. «Que tengan buon senso, aquí no hay droga ni delincuencia».
Confía en que la clientela responda en la apertura sobre todo porque muchos de los que van a su negocio son residentes y no depende tanto como otros locales del turismo. «Estuvimos abiertos hasta el sábado 14 y mucha gente vino a comer por última vez», recuerda. Desde entonces ha mantenido cerradas las cocinas y han optado por no hacer comida para llevar: «Los mayores decían que la pasta, cuando pasa la puerta, está muerta».
16 comentarios
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No pienso mover un euro hasta que no vea las cosas bien claras ,no me veréis en esa calle ni en sus paralelas .
Nuestros antepasados ya habían descubierto el confinamiento, cuando cerraban, cada noche, la puerta entre Palma y Santa Catalina. "Nihil novum sub sole"
Yo no me voy a gastar ni un céntimo en un bar con la que está cayendo
Que alegría, aunque estamos de luto por nuestros seres queridos aunque la vida continúa de los que hemos quedado...
La economía tiene que empezar a moverse. El que pueda y quiera que empiece a gastar el dinero. Quedarse en casa sin gastar un céntimo sólo puede ahondar la crisis.
Con la que nos viene encima, es muy probable que el funcionario, empleado público y semipublico no cobre la paga doble lo digo porque ya estais que no podeis más con ir a beber y comer a santa catalina y dejar pasta en ropa buena en jaime lll guarden el dinero y esperen como las hormigas,todo apunta a recortes después del verano.
Sintiéndolo mucho en plan caballito de mar o raton de laboratorio no pienso ir a comer de esta manera ,ya me he acostumbrado a trabajar y estar en casa ,sobran la cantidad de bares en muchas zonas de palma hay demasiados fomenta la cultura del vago que tira de subsidio. Hasta que no vea la paga doble no me fio de nada,hay que ahorrar porque viene una de muy fuerte.
Ja hi he anat ...
JAJAJAJA demostraban que tenian buena dentadura JAJAJAJA.
En número de bares no nos gana nadie.Por eso vamos en el vagón de cola europeo.