Un hombre, tras retirar la barrera frente a la oficina de información turística que impide el paso. | Jaume Morey

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El Ajuntament de Palma ha abierto dos de sus cinco oficinas y puestos de información turística: la de la plaza de les Meravelles, en Can Pastilla, y la de la plaza de España. El resto lo harán progresivamente. Este viernes se cumple el día 97 del estado de alarma que terminará coincidiendo con el inicio oficial del verano y con la llegada, se supone, de turistas de otras comunidades autónomas y, también, de diferentes países.

Todavía no ha entrado nadie a la oficina de turismo de la plaza de España, que también es el nudo de conexión de los autobuses de la EMT y el de la Estación Intermodal. La vecina estación del tren que va a Sóller, destino turístico por excelencia, no abrirá hasta el 1 de julio.

Es algo que confirma Beatriz en la oficina del Ajuntament. No ha entrado nadie, «pero el otro día entraron dos personas». Abrió el lunes, coincidiendo con el inicio del plan piloto para facilitar la llegada de turistas de Alemania.

Está completamente vacía. No hay mapas, ni planos, ni folletos de ningún tipo.
–¿Y si yo fuera alguien que entra aquí para conocer Palma?
–Pues informaría de dónde podías ir y lo anotarías.

La propuesta de Beatriz para la jornada sería pasarse por sa Llonja, por el Castell de Bellver, por la Fundació Miró Mallorca y por Es Baluard o cualquiera de los museos abiertos, «que son muchos». Miguel acompaña a Beatriz en la oficina turística. Precisan que toda esa información es accesible, igualmente, a través de una web municipal, donde se detallan los lugares que están abiertos y sus horarios.

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Unas barreras dificultan el acceso a la oficina vacía. Son unas obras de conducción de gas. Representa una traba no sólo para quienes pretendan acceder a la oficina de información turística, sino al propio Parc de ses Estacions o a una dependencia próxima del área de Serveis Socials. Un hombre con mascarilla se resiste a dar la vuelta, intenta mover la barrera y, finalmente, consigue la ayuda de un operario que le instaba, primero, a dar la vuelta.

Alfred y su familia han decidido dar un paseo por el centro. Se han parado en una terraza del Born. Son de Alemania, se alojan en el hotel Riu Bravo y han venido «para siete días».

Es decir, forman parte del plan piloto. El resto de ocupantes de la terraza son residentes en Palma. En la puerta de Can Balaguer, el guardia de seguridad explica que algunos residentes han venido para visitar una exposición. «También es una oportunidad para pasear», afirma una mallorquina que se hace un selfi ante la Almudaina. «No, no soy turista», comenta sonriendo.

Todo al 30 %

Los souvenirs están cerrados. Sólo hay un comercio abierto en la calle Palau Reial con alguna similitud con este tipo de establecimientos: Illart, una tienda especializada en «regalos mallorquines». Abre los martes miércoles y jueves pero, precisa Catalina Socias, su propietaria, «este será nuestro último verano».

«Será nuestro séptimo y último verano», indica afligida. Afirma que cuando abrieron lo hicieron apostando por la calidad, centrándose en la producción típica de Mallorca, la tela de llengües por ejemplo y que «no es lo que buscan los turistas que vienen de paso». Anuncian un descuento del 30 % sobre todo lo que venden. Están en fase de liquidación. Como el estado de alarma, que termina el próximo domingo.