El cuidado por el entorno y el deporte físico no están reñidos. | Christoph Schütz

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Los vecinos de las calles Sant Marc y Sant Lluc de sa Indioteria tienen claro que últimamente la vía pública está mucho más limpia de lo acostumbrado. Podría tratarse de los efectos benéficos de una campaña especial de limpieza del Ajuntament de Palma, pero en este caso no es así. La culpa es del plogging, una nueva disciplina deportiva y ciudadana, impulsada desde el norte de Europa desde hace algunos pocos años, que trata de conciliar el hacer deporte con el amor y el respeto por el medio ambiente.

Del plogging y de una vecina, más exactamente. Su nombre es Caty Pons, y periódicamente sale a la calle con un objetivo: que esta quede más limpia que cuando salió por la puerta. Se trata de una práctica, que de cada vez aglutina a más adeptos entre nosotros, y que combina el trote ligero o andar deprisa con la recogida de pequeños residuos, como plásticos o papeles, que lamentablemente abundan en muchas de las calles de las localidades baleares.

Su objetivo no son solo los plásticos; los trastos y las malas hierbas crecidas desproporcionadamente en las aceras por meses de descuido también se encuentran entre los blancos de su particular búsqueda.

Cada vez que dedica unas horas a este propósito, la vecina de esta barriada palmesana comparte imágenes de su 'recolecta' en las redes sociales. Su actividad se está convirtiendo en muy popular, gracias al eco que tiene en los vecinos, que observan su labor en grupos de Facebook vinculados a sa Indioteria.

«Hace unas semanas pedí cita con el alcalde de Palma y me derivaron al coordinador de distrito norte al que pertenece mi barrio. Han venido, han tomado nota de nuestras quejas, nos han explicado las soluciones o nos han derivado a los organismos competentes. La verdad, quedé muy contenta de la visita del coordinador y de su secretaria», comentó la propia Pons, decidida a poner todo de su mano para convertir el suyo en un lugar más habitable y amigable.

A buen seguro, si hubiera más personas como ella, otro gallo nos cantaría en materia de civismo, respeto por el entorno y por los demás.