El político socialista admite que durante la pandemia ha vivido «muchos días malos». | Teresa Ayuga

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Francesc Dalmau (Palma, 1981) es uno de los ediles de Cort que más críticas soporta por las restricciones contra el uso del coche que el Pacte aplica desde el inicio del mandato. La última, el plan ‘Palma camina' que, entre otras medidas, no permitirá aparcar de Avingudes para dentro más que a residentes.

¿Es ‘Palma camina' el último gran anuncio sobre movilidad que nos depara la legislatura?
—'Palma camina' es el gran anuncio de la legislatura en materia de movilidad. A partir de aquí, yo diría que si no hemos acabado, estamos a punto de acabar.

¿‘Palma camina' y la reestructuración de la EMT eran los dos grandes objetivos del mandato?
—Totalmente, pero debo decir que el hecho de que hayamos presentador ‘Palma camina' ahora ha venido motivado por la pandemia, porque de no ser así lo hubiéramos presentado antes, mucho más cerca de la remodelación de la EMT.

Las críticas a las medidas que propone el plan no se han hecho esperar, como tampoco faltaron con la reforma de la EMT...
—Lo asumo. Es un cambio y una transformación necesaria en la movilidad de la ciudad y eso sabemos que tiene consecuencias, pero pensamos que son positivas para nosotros y para las generaciones futuras. Aquí hay una cuestión muy clara, hay una ley de cambio climático que obliga a las ciudades de más de 50.000 habitantes a generar nuevas zonas de bajas emisiones y, una vez más, como Ajuntament nos adelantamos para que el cambio de hábitos de la ciudadanía no sea tan impactante, sino que se pueda ir desarrollando durante un tiempo.

Además de asumir las críticas, si los cambios afectan al comercio y a la restauración, habrá que poner remedio, ¿no?
—Lo primero, no estoy diciendo que las críticas me den igual, al contrario me preocupan, y lo que quiero es explicar en detalle el proyecto para que se entienda. En relación al comercio debo recordar que las experiencias de peatonalización que ha habido en Palma han demostrado que han servido de estímulo y dinamización para el tejido comercial. A partir de aquí siempre tendremos la mano extendida a estos sectores y hay acciones posibles.

¿Palma estará preparada para afrontar la movilidad del futuro cuando culmine ‘Palma camina'?
—No me atrevo a decir tanto, pero sí puedo decir que estaremos en una situación totalmente diferente a la de hace unos años, la ciudad habrá hecho una evolución transformadora para estar preparada para los retos de la emergencia climática en la que estamos.

Este plan contempla medidas que aplican grandes ciudades pero sin ofrecer el transporte público que tienen estas urbes...
—Niego la afirmación de que Palma no tiene un buen transporte público. No nos podemos comparar con Madrid o Barcelona, que además tienen una red de metro, pero el hecho de tener una red permeable con los barrios supone que tenemos un transporte publico asequible y cómodo, aunque por supuesto siempre hay mucho margen para mejorar.

Las frecuencias a partir de cierta hora o los fines de semana dejan bastante que desear...
—Cada uno lo ve según su realidad, pero hay que buscar el equilibrio entre la demanda de pasaje y la necesidad de llegar cada vez a más barrios.

Vecinos y comerciantes critican con frecuencia que usted no escucha. ¿Cree que son injustos?
—Lo que creo es que históricamente el concejal de Mobilitat del Ajuntament, del color que sea, está cuestionado por las decisiones que toma en favor de la movilidad sostenible. Tomar decisiones es complicado y el político que no tiene problemas es porque a lo mejor tampoco hace su trabajo o no es lo suficientemente valiente como para llevar adelante sus políticas.

¿Ha tenido alguna vez la tentación de abandonar?
—Admito que hay días que son muy complicados y otros que los compensan. En estos dos años he tenido la peor reunión de mi vida y también la mejor.

Coger un taxi en Palma tampoco es fácil en muchas ocasiones, ¿se plantean ampliar licencias?
—De momento no están previstas más que seis nuevas licencias, que se anunciaron hace un tiempo pero después vino la pandemia y la verdad es que ahora no es la prioridad. Este es el único margen que hoy por hoy tiene el Ajuntament.

En ocho años de gobierno del Pacte no se habrá construido ni un solo aparcamiento...
—Hay tres previstos, pero es que este ritmo es el que marca la ley, que en aras a la transparencia hace de un proyecto que antes era más ejecutivo un proceso más dilatado.

Tampoco está siendo está una legislatura fácil en las relaciones con los trabajadores de la EMT...
—No, pero lo cierto es que la EMT siempre ha sido un foco importante de crítica a las decisiones que se toman desde el gobierno municipal. Algunos sindicatos generan conflictos donde no los hay, pero nuestra voluntad siempre ha sido la de mano tendida.

¿La pandemia ha alterado algún objetivo en materia de movilidad?
—Tengo que reconocer que la pandemia adelantó nuestros planes de Palma 30, porque se detectó un cambio de paradigma y un gran aumento en el uso de bicis y patinetes y se optó por no esperar a la regulación por parte de la DGT.

¿Qué piensan hacer para evitar que tantas bicis y patinetes sigan circulando por las aceras?
—Cort está haciendo una labor ingente en contratación de nuevos policías y eso ayudará, pero es verdad que no basta, a partir de aquí lo importante es que la gente se conciencie de que estos vehículos no pueden circular por las aceras, y también la labor de sanción.