Todo cambia, es una obviedad. Los barrios de hoy en día se parecen más o menos a los barrios de hace treinta o cuarenta años, pero no son los mismos. El progreso imparable ha cambiado la morfología de las ciudades, también de Palma, donde por ejemplo los antaño barrios obreros han dejado de serlo. Algunos de ellos, como Pere Garau o sa Gerreria, viven una pronunciada gentrificación. En ellos se percibe una clara evolución: los comercios no son los de toda la vida, sus habitantes tampoco.
Muchas mercerías y papelerías de barrio se han ido al garete en un momento u otro, en una de las múltiples crisis que de vez en cuando nos han asaltado en los últimos tiempos.
A su paso han llegado establecimientos de comida rápida, inmobiliarias y tiendas que han cobrado popularidad gracias a sus 'instagrameables' dulces. Menos evidentes son los pisos de alquiler turístico pero ahí están. También sus consecuencias en los precios. Ni las magdalenas son lo que eran en los barrios de las ciudades modernas, el muffin es su heredero.
En este contexto ha cobrado relevancia en las redes sociales una pintada, una frase sobre una pared que ha invitado a muchos a reflexionar sobre la situación de la vivienda en nuestro país.
En ocasiones parece que no existe ningún techo, que todo puede encarecerse sin más. Se trata de una denuncia en Vallcarca, en Gràcia (Barcelona), aunque es perfectamente aplicable a algunos enclaves de nuestras Islas, donde el mercado inmobiliario es poco accesible para una parte relevante de la población.
Para que se entienda mejor, en Vallcarca no es extraño que un piso de no muchos metros cuadrados ronde los mil euros al mes. Algo similar ocurre en prácticamente todos los barrios de Palma, donde los arrendamientos han subido de forma considerable de unos años a esta parte.
Este ha sido un mensaje bastante popular en las últimas horas en las redes sociales. Miles de usuarios lo han compartido, haciéndose partícipes de la nueva situación que se ha implantado en las ciudades. Dulces modernos para paliar la depresión de los alquileres inalcanzables.
2 comentarios
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No me he dado cuenta de que el barrio Pere Garau haya subido de estatus social. Yo lo veo igual que siempre. Tal vez se podría decir de Jacint Verdaguer.
Quina xorrada...