Más de 8 km² del fondo de la bahía de Palma, contaminados con metales pesados. | GOB

TW
6

Unos 8,2 kilómetros cuadrados (km²) del lecho de la bahía de Palma próximos a los puntos de vertido de aguas residuales y depuradas están contaminados por metales pesados, según un estudio del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). El organismo científico estatal ha hecho un informe sobre la contaminación de los sedimentos marinos por los vertidos de aguas residuales a instancias del juzgado de instrucción 12 de Palma, que investiga las posibles responsabilidades penales por la degradación medioambiental de la bahía.

Del área de 9,3 km² del centro litoral de la bahía en la que vierten los aliviaderos submarinos de Es Baluard y el Portixol y el emisario del Torrent Gros, la zona de alta contaminación ocupa 1,2 km² y se ubica en torno a las bocas de salida de las aguas residuales. Además hay un área perimetral de 2,8 km² con contaminación media por metales pesados, elementos que pueden resultar dañinos para la salud humana y los ecosistemas, y otros 4,2 km² de baja contaminación, mientras que los 1,05 km² más próximos a las playas de Can Pere Antoni y Ciudad Jardín no están contaminados. Ante la falta de una normativa específica española sobre contaminación de sedimentos marinos, el IGME evalúa los resultados de las decenas de muestras tomadas en su campaña de campo en función de distintos índices de EEUU y España, y elabora un índice regional propio a partir de sustratos marinos con la misma composición no contaminados.

Los investigadores han encontrado arsénico, bario, cadmio, cobalto, cromo, cobre, mercurio, molibdeno, níquel, plomo, selenio, vanadio y zinc, que por su distribución y concentración proceden de los vertidos de aguas residuales o sin depuración suficiente. «En todas las estaciones (de muestreo) hay muestras contaminadas según cualquiera de los índices», sostiene en sus conclusiones el IGME, que encuentra concentraciones por encima de la media de los trece metales pesados citados. En más de la mitad de ellos, hay registros por encima de los máximos establecidos en los índices tomados como referencia.

El organismo alerta de la presencia de valores de concentración «extremadamente elevados» de cobre, zinc y mercurio en el entorno del aliviadero submarino de Es Baluard, la zona más contaminada porque los vertidos que recibe carecen de tratamiento de depuración al proceder de la mezcla de aguas residuales sin depurar y pluviales cuando la capacidad del sistema resulta sobrepasada en los días de lluvia. Pero también hay contaminación elevada por cobre y por mercurio, un elemento altamente tóxico, en la salida del emisario de la estación depuradora II (EDAR II) frente a la desembocadura del Torrent Gros, que vierte habitualmente las aguas depuradas pero también las llamadas «mixtas» en los episodios de lluvia intensa. En la salida de la canalización submarina del Portixol también hay valores extremos de plomo y zinc. «El sustrato arenoso está contaminado por aguas vertidas durante décadas», señalan los especialistas del IGME, que apuntan también que las fuentes primarias de contaminación podrían no ser solo los residuos de origen doméstico. «Las elevadas concentraciones en muchos de los metales analizados indican que una parte del vertido puede estar asociada a otros excedentes residuales ligados a industrias químicas o zonas de acumulación de residuos», agregan.

Como referencia para evaluar la magnitud del problema, el IGME ha hecho una estimación del excedente de metales pesados en la zona de estudio tomando como referencia los metales pesados presentes en los diez centímetros superiores de las playas de la zona analizada, que no presenta contaminación. El resultado es que sobre esos 9,3 kilómetros cuadrados habría acumuladas 115 toneladas de metales pesados, más del doble de lo normal. A partir de estos resultados, en su informe el IGME recomienda el cese de los vertidos de aguas residuales sin tratar y la adopción de medidas de restitución de los sustratos con mayores índices de contaminación. También aconseja ampliar los muestreos a la zona de la Playa de Palma y realizar estudios a mayor profundidad para establecer el alcance vertical del depósito de metales pesados. El IGME considera que los resultados de su informe, entregado al juzgado el verano pasado, deberían ser puestos en conocimiento de las autoridades competentes.