Antes, hubo dos semanas de preparativos de una intervención que más que ser una ‘lluvia de millones' como anunciaron en sus respectivos discursos Francina Armengol o Catalina Cladera, Hila decidió convertir en el balance de casi ocho años de gestión pero con cierto aroma preelectoral. Si el año pasado habló de las obras de plaza España (que arrancarán después de Reyes) y la congelación de impuestos, este año habló de las nuevas medidas fiscales y transporte público. Frente a la amenaza del recorte de impuestos (un aviso a navegantes del modelo Ayuso-Feijoó), el alcalde optó por defender los servicios públicos.
La intervención de cada portavoz estaba respaldada por miembros del partido y había mudanzas en los bancos del público, pero ahí se mantenían impertérritas Jero Villanueva, flamante presienta de sa Federació de Veïns de Palma, Maribel Alcázar, y la defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen.
La presencia de Aurora Picornell se percibía en el ambiente, fue nombrada por el alcalde, la regidora de Més, Neus Truyol y el podemita Alberto Jarabo, vestido con una simbólica camisa violeta y cuya intervención sonó a despedida. Entre el público estaba Lucía Muñoz, aspirante a suceder a Jarabo. El homenaje deHila a Picornell se topó con un largo aplauso de los progresistas y el público. La oposición reaccionó con silencio, alguna mirada al techo y la sonrisa de algún regidor de Vox.
«Desde aquí le quiero transmitir mi afecto. No lo hacen todo bien, tampoco lo hacen todo mal», sentenció el siempre educado Fulgencio Coll, que pese a sus diferencias políticas con Hila, fue el único que se acercó a tenderle la mano tras finalizar la primera sesión. El alcalde inició la jornada con su corbata roja, habitual en sus grandes momentos, y terminó a las cuatro y media ya descorbatado. Más de seis horas de debate sin pausa. Hoy seguirá a mediodía.
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