Dos de las afectadas por el intento de desahucio. | Jaume Morey

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El pasado 17 de noviembre, las vecinas de Son Sardina que hacían pilates en el casal de barrio y los jóvenes que jugaban al ping pong se encontraron con una sorpresa: dos policías locales querían entregar el auto de desahucio del local donde se ubica el casal porque está ‘okupado’.

«Pidieron que se identificaran y, ante la negativa de las vecinas y los jóvenes, amenazaron con llevarse a alguien al cuartelillo», denuncia Agustina Fernández, presidenta de la Associació de Veïns de Son Sardina. El enfado en el pueblo es mayúsculo. El casal de barrio se aloja en un local que en un principio fue de Sa Nostra, con la que se llegó a un acuerdo a través de la obra social y lo cedía gratis a los vecinos. Entonces llegaron las absorciones bancarias. El local ha ido pasando de unas manos a otras y por el camino se perdió el acuerdo que había entre Sa Nostra y el Ajuntament para ceder el espacio a los vecinos.

«En este solar hay goteras y se están dando clases de pilates, yoga, pintura y además es la biblioteca. En todo Son Sardina no hay más locales como este para buscar una alternativa», explica Fernández, que entiende el enfado de los jóvenes de Son Sardina, que han colgado pancartas en la fachada. Entre los daños colaterales están los que sufre la peluquera Virtudes López, vecina del local: «Se confunden y me han entregado seis órdenes de desahucio en dos años. Nos han llegado a cortar el agua. La jueza nos ha pedido perdón y ya está arreglado».

Arreglo

Desde el Ajuntament de Palma advirtieron que «la entidad financiera ha reconocido que se ha equivocado y que el abogado que lleva el caso no tenía los datos actualizados. De hecho, se ha presentado al concurso público para el alquiler de un local que se destinará al casal de barrio». Desde el Consistorio aseguran, además, que «la idea es formalizar un alquiler y mejorar las condiciones. De hecho, la entidad propietaria de estas instalaciones está interesada en mantener el alquiler».