Este Centro de Educación para Personas Adultas de Palma ha creado un grupo con varias usuarias que rompe barreras
Leah Adegbola, Flora Insua, Katty Valencia, Francisca Riera, Eunice Suárez, Marisol Callata, Tayyaba Aryan, Magdalena Balle, encargada del grupo, y Volha Vasilko integran el grupo intergeneracional e intercultural del CEPA Son Canals. | P. Pellicer
Nueve mujeres con fuerza, tenacidad e historia integran un grupo que ha nacido en el Centro de Educación para Personas Adultas de Son Canals, gracias al apoyo de la Cátedra Paulo Freire. La mayor tiene 84 años, viuda y ha vivido toda su vida en Pere Garau, la más joven no llega a los 30, procede de Pakistán y tiene cuatro hijos. Algunas no pudieron permitirse estudiar, ahora compaginan trabajo, familia y estudios, mientras que otra integrante sabe dos idiomas, pero el español se le hace cuesta arriba porque llegó a Mallorca en plena pandemia.
«Le unen las ganas de aprender, de sentirse útiles. Cuando empiezan a estudiar, quieren más... ganan autoestima y se empoderan. Somos unos privilegiados los que vemos cómo van creciendo», relata Magdalena Balle, coordinadora de proyectos de inclusión social del CEPA.
A Francisca Ramis le cambió la vida la COVID-19. Ella y su marido se contagiaron el año pasado a la vez del coronavirus. Francisca pasó 42 días en la UCI, su marido no pudo volver a casa. Fue un golpe durísimo. De repente se encontró sola, así que se ha decidido a aprovechar el tiempo para estudiar, algo que no pudo hacer de niña. «A los 10 años tuve que dejar la escuela y me pasé media vida bordando, cuidando de mis padres y de mi propia familia. No me arrepiento. Pero en cuanto pude, me puse a estudiar en el CEPA Son Canals. Resulta adictivo», explica Francisca.
Misma opinión comparte Catalina Bibiloni, de 59 años, y alumna con necesidades específicas de apoyo. Llegó a Son Canals para estudiar costura, y allí descubrió el voluntariado y los grupos de debate. Le gusta tanto hablar en público que hasta se ha convertido en una de las locutoras del programa radiofónico ‘Girant el Mon'. El vivo ejemplo de que querer es poder.
Marisol Callata y Katty Valencia llevan vidas paralelas. Llegaron a Mallorca desde sus países de origen, trabajan, tienen hijos y se empeñaron en estudiar Enseñanza Secundaria para Personas Adultas (ESPA). Su día a día consiste en ir a trabajar, salir pitando y comerse un bocadillo antes de entrar a clase. Son unas heroínas sin capa. Katty, por ejemplo, estuvo a punto de dejar los estudios porque en el restaurante en el que trabaja como limpiadora le ofrecieron el puesto de ayudante de cocina: «Mis hijos me convencieron de que siguiera adelante, de que no podía echar por la borda todo ese esfuerzo».
Leah Adegbola llegó a Mallorca desde su Nigeria natal para reunirse con su marido en plena pandemia. No fue el mejor aterrizaje posible. A través de la iglesia llegó al taller de costura de Son Canals, luego se apuntó a clases de Español, Informática y del SOIB. Habla inglés y francés, y gracias al programa Erasmus+ ha llegado a dar una charla en Alemania. Nada mal para una mujer que aseguraba sentirse «aterrorizada» hace unos meses.
Otra mujer que ha florecido en el CEPA Son Canals es Tayyaba Aryan, que llegó desde Pakistán en 2014. Los primeros años los pasó en casa de sus suegros. Durante todo ese tiempo conoció Palma a través de una ventana. Ya emancipada, se dedica a recuperar el tiempo perdido. Tiene 29 años y un hambre incansable de aprender cosas nuevas.
Volha Vasilko llegó hace casi dos años a Mallorca. Vive en Cala Major, pero va todos los días al CEPA para sus clases de Informática, Español y de Nacionalidad. Sin olvidar que ejerce como mediadora con los refugiados ucranianos que han llegado a la Isla en los últimos meses. Siempre con una sonrisa.
La misma que tiene Flora Insua, que lleva 21 años en Mallorca, pero que no puede esconder su acento gallego. Le gusta pintar, actuar en el grupo de teatro, escribir poesía y es una hábil contadora de historias, que la ha llevado a las escuelas de Primaria de Pere Garau, gracias al CEPA.
La historia de Eunice Suárez es de superación. Experta en terapias alternativas, sufrió un aneurisma cerebral que la postró en una silla de ruedas. Tras varias operaciones y mucha fuerza de voluntad volvió a andar y a recuperar su vida. Ahora estudia en Son Canals y se ha ofrecido a impartir talleres de estimulación cognitiva en el centro. De alumna a profesora. Toda una proeza.
Esto es un ejemplo, de los muchos que hay ,de chiringuitos toralitarios. Por suerte sus días están contados. Que nuestro dinero se invierta en la gente que se lo merece y no en esta tribu.
4 comentarios
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👏👏👏Qué suerte poder disponer de éstos derechos ( educación) de forma indiscriminada y gratuita. Olé por ellas y por los gobiernos que lo facilitan.
Esto es un ejemplo, de los muchos que hay ,de chiringuitos toralitarios. Por suerte sus días están contados. Que nuestro dinero se invierta en la gente que se lo merece y no en esta tribu.
GENTE COMO VOSOTRAS SE MERECEN EL APLAUSO DE TODOS. ÁNIMOS Y A SEGUIR .
!!!UN GRAN APLAUSO PARA TODAS ELLAS!!! Y MUCHA SUERTE EN LA VIDA!!!