La máquina de café ronronea, la boquilla de la leche silba, las tazas repiquetean al compás. El camarero José lleva rebanadas de pan blanco con aguacate y jamón a sus respectivas mesas, mientras el barista Gabriel prepara la espuma del café con leche detrás del mostrador... Cuando los primeros rayos de sol asoman por entre las fachadas de los edificios, los vecinos del barrio se dan cita en el restaurante café Umi.
Regentado por Uwe Schmidt y Michael Falkenhain, es un punto de encuentro para jóvenes y mayores del barrio, un crisol de culturas. Muchos toman aquí su cortado por la mañana y vuelven para comer, pero también hay alemanes entre los comensales, ya que el menú incluye schnitzel casero, ensalada de patatas y albóndigas, así como ensaladilla rusa y platos de pescado mallorquín.
Antigüedades
Si llegas pronto, tienes muchas posibilidades de encontrarte con Gudrun Bade. «Vengo aquí casi todas las mañanas para empezar el día», dice esta nativa de Bremen que lleva once años regentando su tienda de antigüedades Mercurio Subastas justo enfrente. «Tras la muerte de mi marido y la venta de nuestra casa, empecé con una habitación en la que vendía cosas antiguas de mi propia colección», cuenta Bade.
Esto acabó convirtiéndose en un buen negocio. Ahora tiene una tienda llena de tesoros antiguos, donde los amantes de los muebles, el arte, la moda o las joyas pueden sumergirse en un auténtico mundo de fantasía. «Tengo muchos clientes fijos y la clientela es totalmente mixta e internacional», explica Gudrun Bade. ¿Lo mejor de su barrio? «Siempre hay algo que hacer, estamos bien conectados y nos mantenemos unidos. Y estamos al lado del centro de la ciudad sin tener que pagar alquileres del centro», continúa Bade.
Por eso, Julia von Herff también ha instalado su peluquería en una esquina frente al Umi. «Llegué a la isla desde Büdingen (Hesse) con mi marido y mi hija cuatro meses antes del coronavirus», explica, «y enseguida me gustó el salón de la Avenida Argentina. Al principio, incluso vivíamos en esta calle». Y aunque se trasladaron al campo, Julia von Herff siente una estrecha conexión con el barrio.
«Es muy bonito que hayamos formado una pequeña comunidad alemana aquí», dice. «Conocí a Micha de Umi poco después de llegar a Mallorca». Y al igual que el anticuario Bade, sigue confiando en el restaurante para comer. «Algunos de mis clientes incluso piden que les lleven la comida al salón».
En última instancia, también fue la pandemia la que reunió a los alemanes en este barrio español por excelencia, más allá de las fronteras de la moderna Santa Catalina. «Vendíamos comida por la puerta», cuenta Michael Falkenhain, de Umi. Al principio bocadillos, más tarde también pollo asado en una parrilla comprada especialmente. Y Julia von Herff ya era entonces una clienta fiel.
André Radtke también va camino de serlo. Este hombre de 38 años procede de Velbert, en Renania del Norte-Westfalia, donde trabajó durante mucho tiempo en tecnología medioambiental. Llegó a Mallorca en 2013, trabajó durante años en el sector de la restauración y en verano abrió un centro de blanqueamiento dental en el edificio vecino. «Ya trabajaba con un concepto similar en Cala Rajada, pero el negocio allí era demasiado estacional para mí», explica. Así que decidió probar suerte en el centro de Palma, y acabó aquí, en este «nuevo rincón alemán». «El barrio es estupendo, nos sentimos muy cómodos. Y tienes muchos clientes sin cita previa, a pesar de no estar en el centro del casco antiguo».
Los vecinos han acabado convirtiéndose en amigos. Con mentalidad empresarial, buenos conocimientos de español y cómodos en su barrio, este rincón tan alemán de Palma es también un ejemplo de exitosa integración.
Como alguien había dicho, si los mallorquines no habían vendido sus propiedades, no los habrían comprado los alemanes.
Por otro lado, que tanto os impone que cuatro alemanes han abierto negocios en av. Argentina?! Y si, hablan español.
Nadie se queja de las tantas tiendas chinas y salones de “masajes” que hay? También tienen su pequeña comunidad.
Tampoco nadie dice nada de todas las tiendas de paquistanís e indios. Ellos si que no se integran, ni aprenden el idioma la mayoría de ellos.
Cuando vienen cientos de inmigrantes ilegales en pateras, nadie dice “MaLlOrCa pArA lOs mAlLoRqUiNeS” 😢, ni se enfada.
Tampoco se ven muchos mallorquines por las calles protestando contra la masificación de la isla y la gentrificación.
Dudo que saben español, pero si saben, recomiendo leer la tesis de Juan Alonso Rodríguez donde el analiza la gentrificación del barrio de Santa Catalina. Ellos son un parte de culpables del cambio.
Josefa LlucdamerdaNo se donde vivirá usted si considera que en nuestra isla sólo se come pan con tomate. Muy poco conoce de nuestra cultura gastronómica.
Frankk MallorcaQue te crees tu que todos los alemanes que vienen aqui son honestos y limpios. En Alemania tambien hay evasores fiscales y delincuentes de a pie y muchos acaban aqui de tiketeros, de servicios nauticos y demas..Y que decirte que al español lo ven como tu a un sudamericano.
32 comentarios
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Como alguien había dicho, si los mallorquines no habían vendido sus propiedades, no los habrían comprado los alemanes. Por otro lado, que tanto os impone que cuatro alemanes han abierto negocios en av. Argentina?! Y si, hablan español. Nadie se queja de las tantas tiendas chinas y salones de “masajes” que hay? También tienen su pequeña comunidad. Tampoco nadie dice nada de todas las tiendas de paquistanís e indios. Ellos si que no se integran, ni aprenden el idioma la mayoría de ellos. Cuando vienen cientos de inmigrantes ilegales en pateras, nadie dice “MaLlOrCa pArA lOs mAlLoRqUiNeS” 😢, ni se enfada. Tampoco se ven muchos mallorquines por las calles protestando contra la masificación de la isla y la gentrificación.
Ya han salido los 4 anti todo rabiosos criticando a los alemanes, solo sabéis criticar todo lo que no os gusta. VIVE Y DEJA VIVIR
Somjo“ nuestra cultura gastronómica.” !!! QUE ? 😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣
Raus invasores, cada vez nos gustais menos a los mallorquines.
Dudo que saben español, pero si saben, recomiendo leer la tesis de Juan Alonso Rodríguez donde el analiza la gentrificación del barrio de Santa Catalina. Ellos son un parte de culpables del cambio.
A los alemanes habría que tratarlos igual que trataron ellos a los emigrantes españoles allá por los 60s, su arrogancia no tiene desperdicio
Josefa LlucdamerdaNo se donde vivirá usted si considera que en nuestra isla sólo se come pan con tomate. Muy poco conoce de nuestra cultura gastronómica.
Frankk MallorcaQue te crees tu que todos los alemanes que vienen aqui son honestos y limpios. En Alemania tambien hay evasores fiscales y delincuentes de a pie y muchos acaban aqui de tiketeros, de servicios nauticos y demas..Y que decirte que al español lo ven como tu a un sudamericano.
En 10 años seremos sus "si wanas".
Me parece genial!! Y puedes comer algo más que pan con tomate!!