Son Rapinya está totalmente colapsada en las horas de entradas y salidas de los colegios, ya que hay muchos centros en esta barriada. | A.M.

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«Si te da un infarto a la hora de entrada o salida de los colegios en Son Rapinya no lo cuentas». Así de claro lo tiene la presidenta de la asociación de vecinos de esta barriada palmesana, Marisa Bonache, que explica que uno de los principales problemas que tienen son los atascos. A su modo de ver, en esta zona no se deberían permitir más centros educativos, debido a la elevada concentración que ya existe. Sin embargo, lamenta que recientemente se han abierto dos nuevos, el Greenvalley School (aunque está en Son Puig, para llegar tienes que hacerlo por Son Rapinya) y uno de FP; y, próximamente, estará en funcionamiento un colegio sueco en La Vileta.

Bonache señala que muchos centros escolares han escalonado los horarios de entrada y salida para que no coincidan todos, pero asegura que no ha sido efectivo. «Lo que han hecho ha sido alargar la agonía», lamenta. Además, augura que si la Conselleria d'Educació aprueba la zona única de escolarización será mucho peor, porque aumentará aún más la movilidad. «Estamos vendidos», espeta.

Bonache también critica el incivismo de algunos padres, que se empeñan en dejar el coche en doble fila en la puerta del colegio. No obstante, reconoce que en muchas ocasiones se ven obligados a hacerlo debido a que «el transporte público no es de calidad» y a la «ausencia de transporte discrecional». Se muestra convencida de que si hubiese buenas alternativas al vehículo privado muchas personas optarían por ellas y no habría tanto colapso en esta zona.

La presidenta de la Asociación de Vecinos de Son Rapinya insiste en la necesidad de que haya un transporte público óptimo. En este punto, reclama que el 'Bus de Nit' llegue a esta barriada, ya que los residentes que trabajan en turnos de noche se ven obligados a ir en coche y cuando llegan tienen muchas dificultades para aparcar. «Cocineros, médicos, enfermeros... que llegan agotados de sus jornadas laborales se tienen que poner a dar vueltas para encontrar un hueco y, en muchos casos, caminar 15 ó 20 minutos hasta llegar a casa», reprocha.

Falta de aparcamiento

Precisamente, otro de los principales problemas que sufren en esta barriada es la falta de aparcamientos. «A partir de las cinco de la tarde es imposible estacionar», recrimina la líder vecinal, que añade que es, incluso aún peor por la noche.. Por ello, han reclamado al Ajuntament de Palma que haga un parking subterráneo sólo para residentes en los Almendros, concretamente en las pistas de baloncesto, que se mantendrían. Su intención es que fuese de pago, a precios razonables, pero está convencida de que habría muchas personas dispuestas a abonarlo para quitarse el grave problema que padecen. Además, propone que esa calle sea de un sólo sentido para hacer un boulvard.

Son Rapinya
Los residentes reclaman un parking subterráneo debajo de esta pista.
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La representante de los vecinos sostiene que «cada vez es más habitual ver coches estacionados en las aceras, incluso en la explanada para entrar a las pistas de baloncesto, pero ¿qué van a hacer? En algún lugar tienen que dejar el coche». En este punto, argumenta que la situación es tan límite que Cort incluso ha rechazado poner más contenedores de basura, aunque son necesarios, para no tener que eliminar plazas de aparcamiento.

Son Rapinya
Algunos coches aparcan en la explanada de las pistas.

Problema de vivienda

El acceso a la vivienda es otro de los quebraderos de cabeza de los residentes en Son Rapinya, especialmente para los que viven de alquiler. «Los precios del metro cuadrado están disparados y ya han venido varias personas a la Asociación de Vecinos para preguntarnos si conocemos algún piso que se arriende porque los echan del suyo», expone. También han detectado que hay alquiler turístico, pero sin llegar a ocasionarles molestias reseñables.

Bonache destaca que están muy preocupados porque el Ajuntament de Palma ha anunciado que en esta barriada harán viviendas públicas y no ha desvelado dónde las construirán. «Tenemos muy poco suelo disponible». Además, añade que tienen carencia de equipamientos, lo que se agravará si se incrementa la población de esta barriada. «Necesitamos escoletes públicas, un centro de día y el PAC Son Serra-La Vileta está colapsado», precisa.

El bosque de Son Quint, la joya de la corona

El bosque de Son Quint, que unirá Bellver con la finca de Son Quint, ya que el Consistorio palmesano la ha comprado, es la joya de la corona de esta barriada. La actual presidente recuerda como la Asociación de Vecinos ha luchado con ahínco para conservar el bosque y evitar que sea urbanizado. Pese a que lo consiguieron, no pueden bajar la guardia, ya que algunos propietarios quieren entrar a sus viviendas por el bosque, en lugar de por la calle Salom, pese a que no está permitido estacionar vehículos allí. Por este motivo, han demandado a Cort.

Aunque siempre hay trabajo por hacer, Bonache se siente muy orgullosa de su barriada, por la que ella y su equipo de dejan la piel con la finalidad de hacer la vida más agradable a sus vecinos y preservar una de las zonas con más carácter de Ciutat.