La fachada del antiguo Cine Nou, que después acogió una bolera que cerró en 2011. | M. À. Cañellas

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Una hotelera que comercializa ‘colivings’ ha presentado al Ajuntament de Palma un proyecto de demolición del antiguo Cine Nou del Coll d’en Rabassa. Se trata de un grupo que cuenta con varios hostales en Madrid y que en Mallorca ya ofrece un ‘coliving’ justo en el número contiguo al cine, en la calle Cardenal Rossell. En su página web, la empresa publicita habitaciones de 20 metros cuadrados con baño compartido por 900 euros al mes (aunque, curiosamente, el precio sube a 1.000 euros si el idioma de la página se cambia a inglés). El alojamiento incluye una zona común equipada con ordenadores, wifi, televisión y un área de lectura. En Balears, la figura del ‘coliving’ fue regulada con el decreto de emergencia habitacional de 2023.

Este periódico se ha puesto en contacto con la empresa promotora, Far Home Hostels, para conocer sus intenciones para este espacio emblemático del Coll d’en Rabassa. «El proyecto de Palma está en desarrollo, todavía no está definido qué se va a realizar en concreto», han respondido. Esperan tenerlo más perfilado en un plazo de medio año. En cualquier caso, la mercantil ya ha obtenido el visto bueno de la Comisión de Centro Histórico del Ajuntament de Palma, esta misma semana, para iniciar la demolición del edificio, que en sus últimos años de vida acogió una bolera. De hecho, a día de hoy la fachada todavía luce el vistoso cartel vertical, así como un letrero de ‘vendido’ de una inmobiliaria.

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El Cine Nou

Los más veteranos hablan con nostalgia del viejo cine. «Cuando era adolescente íbamos allí todos los jovencitos de la barriada, y gente de El Molinar. Siempre estaba lleno», rememora la presidenta de la Asociación Vecinal de Ses Cases Noves, Juana Ruiz. El Principal Cinema, o Cine Nou, fue construido por Francisco Amengual (conocido como Francisco de Son Pi), según explica el historiador Pere Galiana. Fue abierto en 1942 con una zarzuela y después empezó a proyectar películas, cuyos carteles se exponían en la fachada. Había funciones los jueves, sábados y domingos. Al contar con dos máquinas el cine podía cambiar de cinta sin detener la proyección para cambiar la bobina. Ya en 1982 (cuando las entradas costaban 125 pesetas) la clientela había bajado considerablamente, y las salas cerraron definitivamente en marzo de 1984.

La bolera que se instaló después funcionó hasta principios de 2011. Desde entonces la propiedad permanece cerrada. El historiador apunta que el edificio se vendió a mediados de mayo de 2023 a un grupo inversor por cerca de 700.000 euros para hacer pisos de lujo. De hecho, entre algunos residentes sí corre la voz de que el edificio se va a convertir en viviendas, aunque la asociación vecinal no tiene confirmación oficial de tal cosa.