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Los tribunales han determinado que Can Pueyo siga siendo Bien de Interés Cultural (BIC). Roten-Padura, la sociedad que hasta hace poco era propietaria del histórico casal, adquirido recientemente por el empresario Víctor Madera, había interpuesto en 2020 un contencioso-administrativo en el que se recurría la decisión del Consell de Mallorca. La declaración de BIC con categoría de monumento impedía que el inmueble se pudiera dividir en diferentes viviendas, la intención inicial de los antiguos propietarios, ya que rompía la estructura histórica del edificio.

Como argumento para derogar el BIC de Can Pueyo, la sociedad demandante alegaba que se había abierto un expediente «respecto a unos bienes que no existen y la inexistencia de unos muebles que configuraban anteriormente su decoración y ornamentación, que hacen que se haya perdido el motivo de protección en su conjunto indisoluble». Eso incluye el edificio pero también sus elementos arquitectónicos, el mobiliario y el patrimonio documental, bibliográfico e histórico.

Precisamente Can Pueyo había saltado a los titulares por la intención de su propietaria, Almudena de Padura y España, de no inventariar los muebles y así disponer de ellos libremente. Pero la catalogación de BIC, que se inició en 2019, impedía esta disgregación. Ese año, cuando los técnicos del Consell visitaron el interior de la casa de los marqueses de Campofranco, se encontraron con que la planta noble y otras dependencias habían sido despojadas de toda decoración.

Can Pueyo es uno de los ejemplos más significativos de las construcciones civiles barrocas de Palma levantadas y amuebladas por la nobleza mallorquina en el siglo XVIII.