Familias, grupos de amigos y algunos turistas aprovecharon la ocasión para disfrutar de la decoración navideña. El espectáculo, que ha costado casi 70.000 euros a las arcas del Consistorio palmesano, comenzó a las siete de la tarde y se extendió hasta las nueve de la noche, consolidándose como el 'sus' de la ciudad al periodo navideño.
Tres pasacalles simultáneos con acróbatas y malabaristas salieron desde la calle Riera, Sa Feixina y Sant Miquel, respectivamente, con temática y ambiente futurista, llenando las calles con luz, color, fantasía y personajes de otros planetas, que guiaron a los asistentes hacia la Plaza de la Reina y Cort, epicentros de la celebración. Este año, el Consistorio habilitó estos dos espacios para la celebración, a diferencia del año pasado, cuando el encendido se llevó a cabo solo en Plaza de la Reina, para hacer frente al previsible aumento de afluencia al caer en fin de semana.
Tras los pasacalles, hubo espectáculos de danza, circo, música, acrobacias, teatro aéreo y juegos de luces. El momento más esperado llegó, por supuesto, a las ocho y media cuando, tras una emocionante cuenta atrás, las luces se encendieron simultáneamente en toda la ciudad, engalanada con decoraciones luminosas en paseos, monumentos y edificios históricos.
«Esto es una maravilla. Es precioso, sobre todo para venir con los niños, porque lo disfrutan un montón», asegura Irene García, una de las asistentes. «Es la primera vez que venimos, porque en años anteriores el encendido caía entre semana, y teniendo cole al día siguiente, era complicado venir», añade Irene, quien ha acudido a plaza de la Reina con sus hijos, su hermana y sus sobrinos. «Nos encanta ver las calles de Palma tan animadas y llenas de gente. Ojalá hubiera más fiestas en la calle como esta o Sant Sebastià», concluye.
«Es la primera vez que vengo y me ha sorprendido la cantidad de gente que hay. Creo que el Ayuntamiento no se esperaba tanta respuesta ciudadana», señala desde Cort Juan María Serra. «He venido más que nada por acompañar a mis hijas, pero estoy contento de estar aquí celebrando el verdadero espíritu de la Navidad, que tiene más que ver con la familia y las creencias que con el consumo», incide.
«Llevo un par de años viniendo, y me encanta el entusiasmo que se genera», destaca por su parte Alberto García, que ha venido con sus padres y hermanos. «Nos gusta mucho la Navidad. De hecho, mis padres vienen a propósito desde Peguera, y volverán para la Cabalgata», asegura. «Eso sí, creo que se debería celebrar simultáneamente en más puntos dispersos de la ciudad, para evitar aglomeraciones», opina.
Quienes disfrutaron del encendido desde puntos como el Parc de Ses Estacions pudieron estar más a sus anchas, como Alba Muñoz y Dayana Lema. «Hemos quedado para comprar un regalo de cumpleaños y de paso nos hemos parado a ver el encendido. Hemos venido aquí para evitar la masificación», explicaban frente al gran árbol de Navidad instalado en el parque.
4 comentarios
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Cosa de forasters
Beeeeee beeeeee como borregos
Dos horas y media esperando, de pie, para que un funcionario tocara un interruptor. Se han encendido las luces en un microsegundo. Y todo el mundo a casa, ya no hay nada que ver. Tanta historia y vaya M.
Vengaaaa todo petado. Os gusta más una fiesta que a un tonto un lápiz. Cualquier excusa es buena.