Edificio de 31 de Desembre que será derribado. | Jaume Morey

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La gerencia de Urbanisme del Ajuntament de Palma ha dado luz verde a la demolición de un edificio de estilo racionalista situado en la calle 31 de Desembre, en el número 27. Construido en 1932, es un ejemplo de la arquitectura que se desarrolló en el Eixample a medida que iba creciendo la ciudad una vez derribada la muralla. Este proyecto fue presentado por la sociedad Can Domenge 2013, vinculada a la cadena hotelera Protur, que cuenta con una división de construcción y promoción de viviendas, algunas de ellas de protección oficial.

El edificio consta de locales comerciales en los bajos y tres plantas superiores, con una superficie total construida de 1.294 metros cuadrados. En sus locales estaban alojados hasta hace unos años la Pastelería Llull, la agencia de viajes Pegaso (ahora en un local cercano), una peluquería y una tienda de telefonía. En el caso de la panadería Llull, con un fuerte arraigo en la zona, cerró en 2016 y fue una pérdida muy lamentada por todo el vecindario.

Precisamente este edificio habría quedado protegido si se hubiese mantenido el Plan de Ordenación Detallada (POD), que cayó con la entrada del nuevo equipo de gobierno. El POD preveía un catálogo con un centenar de edificios protegidos, además de englobar zonas concretas como las calles 31 de Desembre o Pablo Iglesias con una protección ambiental que obliga a mantener al menos su fachada.

Según Àngels Fermoselle, vicepresidenta de la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA), «al caer el POD, lo primero que se dijo es que ante el riesgo de posibles demoliciones por su falta de protección, cada proyecto que afectara a estos inmuebles que iban a estar protegidos iban a pasar por la Comissió del Centre Històric».

El objetivo era frenar los posibles derribos «y mantener esa voluntad de protección ambiental, que obliga a mantener al menos la fachada original y se lleven a cabo solo derribos parciales manteniendo el espíritu del edificio original».

En el caso de este edificio de 31 de Desembre, «pasó por la Comissió del Centre Històric y se había aprobado su protección. Después, al pasar por gerencia de Urbanisme, creíamos que solo se iba a llevar a cabo un derribo parcial pero nos hemos encontrado conque se ha aprobado la demolición total», explica Fermoselle.

La activista denuncia que «tenemos un problema en todo el Eixample. No hay nada catalogado y se van a cargar toda la zona», lo que supondrá la pérdida de identidad y la aprobación de nuevas construcciones que «son un auténtico desastre».